Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89

Utopía y Praxis Latinoamericana; ISSN 1316-5216; ISSN-e 2477-9555 Año 25, n° 89 (abril-junio), 2020, pp. 252-255 254 Y continuamos con nuestras preguntas e interrogaciones. ¿Era realmente superior dicho “marxismo occidental” frente a los marxismos revolucionarios del Tercer Mundo, creados, elaborados y producidos desde los “eslabones más débiles” —según la conocida expresión de Lenin— de la cadena imperialista mundial? En la práctica, no obstante sus ornamentos eruditos y sus barrocas citas de los clásicos, los exponentes occidentalistas más renombrados desde los tiempos de la Segunda Internacional en adelante, dejaban intactos e incluso legitimaban muchos de los antiguos prejuicios de la supuesta White Supremacy [supremacía blanca] del Occidente colonialista, desconociendo en sus reflexiones y objetos de estudio las diversas opresiones coloniales del régimen capitalista entendido como sistema de explotación y dominación a escala mundial . Por contraposición con las elaboraciones hoy ya canonizadas de Merleau-Ponty, Marcuse, Fromm y Anderson, mucho más cerca nuestro, en la obra que estamos reseñando, el pensador marxista Doménico Losurdo ha puesto en discusión aquella pretendida superioridad teórica e intelectual del “marxismo occidental”. Lo ha hecho —esto es lo que aquí más nos interesa— cuestionando duramente su sospechoso silencio frente a la opresión colonial de la inmensa mayoría de la población mundial, conformada por pueblos, etnias y nacionalidades enteras sometidas al colonialismo y al neocolonialismo euro-norteamericano (Losurdo, D. (2019): 46, 51-52, 59 y ss.). Según Losurdo, la impotencia política de gran parte de las obras y hermenéuticas de los marxistas “occidentales” para dar cuenta de la opresión colonial-nacional a escala mundial, incluyendo su silencio sospechoso frente a gigantescas guerras de liberación de las que tercamente han hecho caso omiso, expresa notables déficits y vacíos teóricos que inducen a poner en discusión su pretendida y celebrada “superioridad intelectual” por sobre el marxismo de los bolcheviques y otros marxismos revolucionarios de las periferias del sistema capitalista mundial. Por más que la reciente obra de Doménico Losurdo aspire a ser una respuesta polémica frente a la historiografía consagrada de Perry Anderson, por nuestra cuenta agregamos que esta sospecha acertada y este sólido cuestionamiento sobre la pretendida e injustificada “superioridad intelectual del marxismo occidental” se extiende en realidad, no sólo a partir desde la década de 1930 en adelante —como postulaba Perry Anderson (mucho más preciso que Merleau-Ponty, Marcuse y Fromm) guiándose por un doble criterio geográfico y generacional (Anderson, P. [1976] (1990): 10-15)— sino desde mucho antes, esto es, desde los tiempos del eurocentrismo occidentalista-colonialista de la Segunda Internacional (organización donde se destacaron por su defensa acrítica del colonialismo pensadores y políticos como Eduard Bernstein, Hendrikus Hubertus (Henri) Van Kol, Emile Vandervelde y muchos otros reformistas como Terwagne, Rouanet, etc., además del afamado Karl Kautsky, entre tantos otros). Ubicando en ese horizonte polémico la perspectiva reciente de Losurdo, debemos advertir que su autor elude las medias tintas y los eufemismos. Filosofando e historiando con el martillo, Losurdo no se cansa de demoler ídolos, pero no para quedarse en un cómodo nihilismo ni en una inofensiva pose de provocador “terrible”, sino proponiendo un descentramiento del marxismo eurocéntrico e invitando a la intelectualidad occidental a abrirse al marxismo del Sur Global. La crítica global ensayada por Losurdo se mueve en dos niveles epistemológicos: (a) la crítica hermenéutica de obras y autores, incluyendo desde autoridades ya canonizadas hasta “estrellas” de la farándula intelectual hoy a la moda, (b) la crítica histórico-social de procesos políticos frente a los cuales el llamado “marxismo occidental” se ha mostrado impotente, mudo, atado de pies y manos, postergando su “espíritu crítico” para un lejano futuro mesiánico En este último rubro, Losurdo nos propone una novedosa relectura del siglo XX (notablemente distinta a la propuesta por el historiador Eric Hobsbawm) que no sólo destroza el anticomunismo convencional, los denominados “revisionismos” filo- fascistas o nostálgicos del nazismo y de la pretendida supremacía blanca, sino que al mismo tiempo descentra los relatos tradicionales sobre las dos guerras mundiales, en la primera mitad del siglo XX y sobre toda la lucha de los pueblos periféricos,

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