Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89

IBARRA PEÑA Visión crítica del Cepalismo y del Jesuitismo… 126 EL CONFLICTO Y LA FAMILIARIDAD DE LAS CATEGORÍAS Me parece importante desligarse de la idea de que la “teoría de la dependencia” es la condición necesaria para determinar lo que es una filosofía de la liberación, aunque es lícito aceptarlo como una posibilidad al interior de algunas versiones que la consideran como elemento central. Por cierto, esta posibilidad es la más difundida, sobre todo si partimos reconociendo la importancia que tienen la obra de Zea y la de los filósofos de la liberación que participaron del movimiento argentino que aparece en la década de los setenta. La tesis central que defiendo es considerar algunos planteos filosóficos liberacionistas a partir de otras categorías alternativas distintas a la de dependencia. En algún sentido estas categorías alternativas junto a la de dependencia podrían presentarse como familiares entre sí. De este modo se puede postular una multiplicidad de categorías que podemos distinguirlas tentativamente del siguiente modo: “cultura de la dependencia”, “cultura de la servidumbre” y “cultura de la dominación”. Se puede determinar con claridad que son categorías distintas, pero que refieren a una suerte de contenido común, en este caso: nuestro continente víctima de la explotación y de la colonización. Resulta útil, para el establecimiento de la aceptación de distintos tipos de filosofías de la liberación, recurrir al criterio de la familiaridad que asume la relación entre las categorías que acabo de mencionar, incluso en la posibilidad de ser entendidas en conflicto o considerándolas más bien en tensión. Es necesario no sólo darse cuenta de las diferencias entre éstas, sino que también de la relación que las emparenta para poder considerarlas al interior de una misma tradición filosófica compuesta por concepciones no necesariamente homogeneas, así se puede comprender una apelación a la pluralidad filosófica apartada de visiones relativistas. Revisarlas como una tensión permite la instalación de una situación dialéctica, la cual al ser representada por distintas escenificaciones otorga pluralidad de significados que pugnan por una mejor pertinencia significativa del contenido común que comparten. Es en la multiplicidad conceptual o categorial donde hay que buscar y evaluar una mayor pertinencia significativa. Entiendo la pertinencia significativa no sólo como algo que permite mayor claridad conceptual sino que también presta utilidad desde una perspectiva epistemológica evolucionista para las representaciones. La dialéctica de la tensión categorial que vengo aludiendo, debe entenderse como intento de superación. En el sentido de que la superación no implica la eliminación de una categoría por otra, dado que las estamos reconociendo como familiares, el paso de una categoría a otra aportaría el develamiento ideológico, exigiendo un reconocimiento a distintas posibilidades categoriales amparadas en límites que marcan una frontera de una suerte de identidad compartida, es decir la presentación de distintas alternativas para un problema común. Es lo que conviene considerar como parte de la aceptación y reconocimiento de una pluralidad que ayuda al establecimiento de distintas concepciones, en este caso filosóficas, al interior de una misma tradición de pensamiento liberacionista. En relación a la posibilidad de un conflicto categorial, lo que veo es que son categorías que no se oponen radicalmente entre sí, es decir una es alternativa de la otra. En esta operación lo que pretendo no es una actitud negadora, asumo más bien un criterio epistemológico evolucionista como el que la filósofa usamericana Susan Haack ha rescatado en las propuestas teóricas de los paradigmas al interior de las revoluciones científicas de Kuhn y del falibilismo en Popper. Dicho criterio amplía la reflexión metedológica, ya que considera la diferencia en relación, es decir la diferencia no implica necesariamente la negación. Por lo tanto, el conflicto no implica una reducción, de ahí que apele, más bien a la relación de familiaridad desde la concepción wittgensteniana. Una concepción filosófica liberadora entendida desde la aceptación de la teoría de la dependencia, como se puede desprender de lo que he venido exponiendo como sello característico en la versión más difundida de la filosofía de la liberación, resulta un eje articulador para la discusión que considera la perspectiva de la familiaridad que pretendo integrar, se debe considerar la admisión de posibilidades de propuestas alternativas y diferentes desde otras representaciones, categorizaciones y conceptualizaciones. No es desencaminado pensar que se cuenta con una robusta filosofía de la liberación arraigada principalmente en el movimiento

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