Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89

MASSHOLDER La cultura comunista de mediados del siglo XX… 80 esa vanguardia se había adelantado en exceso al grueso de la columna y perdido contacto con ella. Es decir, había desencuentros entre el “método de conocimiento” y la “utopía” movilizadora de los que hablaba Mariátegui […] no siempre el voluntarismo revolucionario estuvo en consonancia con la máxima de hacer en cada caso lo más revolucionario que el lugar y el momento efectivamente pueden sostener. Son temas muy sensibles para la militancia latinoamericana, pero que indudablemente deberán ser reexaminados en pos de aprender, discutir y reflexionar críticamente. COMENTARIOS FINALES Es innegable que si la Revolución Rusa había inaugurado una nueva era en la correlación de fuerzas mundiales, la Revolución Cubana despertó nuevas perspectivas para los revolucionarios en América Latina. La lectura hecha por los diferentes PC del continente sobre el proceso cubano estaba influenciada por las posiciones generales de la URSS, pero no pueden estudiarse en profundidad sin contemplar el necesario cruce con la tradición política del propio país, como bien demuestra el caso chileno. Desde 1959, los debates del comunismo chileno se moverán entre el apoyo a la experiencia cubana y la defensa de la histórica línea de vía pacífica, hasta que el triunfo de la Unidad Popular en 1970 inaugura un nuevo período de discusiones. En palabras de Volodia Teitelboim: “[E]l movimiento popular chileno ha enriquecido la práctica social dando un nuevo aporte creador a la historia de la lucha por la emancipación de los trabajadores, al demostrar confirme a las leyes siempre vívidas y frescas de un marxismo creador, que el pueblo es capaz de hacer muchos caminos nuevos, y que por todos los caminos válidos puede llegar a la Roma nueva de la sociedad nueva, del socialismo contemporáneo” 31 . En palabras de Roberto Regalado: Si bien el golpe para la lucha armada que representó el aniquilamiento de la guerrilla del Che, no significó su extinción, inmediatamente después de ese revés pasan a primer plano el triunfo electoral de la Unidad Popular en Chile y los procesos de defensa de la soberanía nacional y reforma social progresista liderados por militares como Juan Velasco Alvarado en Perú (1968), Omar Torrijos en Panamá (1968), Juan José Torres en Bolivia (1970) y Guillermo Rodríguez Lara en Ecuador (1972) 32 . Lo debates sucedidos entre 1959 y 1973, entendemos, son plausibles de ser retomados en nuestro tiempo presente, con una mirada reflexiva y (auto)crítica para desentrañar los ejes de discusión que de alguna forma resuenan aún con cierta vigencia. Los procesos latinoamericanos contemporáneos nos convocan a repensar las vías revolucionarias, la forma de entender los conceptos de “reforma” y “revolución”, y las formas de lucha en un mundo con un MCI debilitado, con un imperialismo que sigue asechándonos, pero con pueblos que van tomando conciencia de su gravitación en la historia. Sin duda, reabrir los estudios sobre los procesos revolucionarios en América Latina se presenta hoy como una tarea de profunda significación. En este sentido, nos parece interesante la relectura proporcionada por Nils Castro sobre la gesta revolucionaria en Cuba, que en palabras del autor fue interpretada por algunas izquierdas para “sustentar varias extrapolaciones y equívocos sobre las implicancias teóricas que dicha experiencia podía tener para el resto de América Latina” 33 . El entusiasmo por la Revolución Cubana llevó a algunos sectores a tergiversar la experiencia real allanando el camino a toda una serie de errores conceptuales, como ocurrió con el “foquismo”. Pero según 31 TEITELBOIM, V. (1971) “El pueblo y su gobierno”. Principios, N° 137. 32 REGALADO, R. (2012). La izquierda latinoamericana en el gobierno ¿Alternativa o reciclaje ? México D.F. Ocean Sur, pp.140-1. 33 CASTRO, N. (2012). Las izquierdas latinoamericanas en tiempos de crear . La Habana. Editorial de Ciencias Sociales, p.70.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=