Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89

Utopía y Praxis Latinoamericana; ISSN 1316-5216; ISSN-e 2477-9555 Año 25, n° 89 (abril-junio), 2020, pp. 70-82 75 3 EL CASO CHILENO Coincidimos con Tomás Moulian cuando sostiene que “Todo lector cultivado sabe que los sentidos atribuidos por los actores a sus comportamientos políticos deben ser 'relativizados', esto es leído en función de la globalidad del campo y, además, estructurados en cuanto a estrategias o en cuanto 'ideologías'. Pero también sabe que no se puede prescindir totalmente de ellos [en tanto] puede obstaculizar ciertas maneras epocales de hacer política” 12 . En este sentido, estudiar la forma en la que las dirigencias comunistas recepcionaron la Revolución Cubana no puede separarse ni del estado del MCI ni de las estrategias que estos partidos venían proponiendo para sus propios países. En el caso chileno, la tradición de defensa de la “vía no armada” contaba antecedentes definidos, incluso antes de las resoluciones del XX Congreso del PCUS. Con todo, partidos con una arraigada tradición pacifista como los casos chilenos y uruguayos, comandados por Luis Corvalán y Rodney Arismendi, reconocieron la legitimidad del proceso cubano aunque sin apoyar los intentos de “extrapolación” a otros países como sostuvieron no pocos teóricos de la izquierda en aquella época, alentados por los mismos cubanos 13 . El PC de Chile tenía una larga tradición de alianzas fuerzas reformistas y valoración de la democracia representativa provenientes, según señala Olga Ulianova, “de su pasado autónomo, precomiterniano, de la experiencia del POS [Partido Obrero Socialista]” 14 . Reforzada por la línea del MCI de Frentes Populares desde 1935, a principios de los años ’50 la posición del comunismo chileno tuvo en su interior fuertes debates sobre la vía revolucionaria protagonizados nada menos que por el Secretario General del Partido entre 1949 y 1956, Galo González, y el Secretario de Organización, Luis Reinoso. El primero sostenía los planteos del llamado “Programa de Emergencia”, es decir, la necesidad de conformar un gobierno democrático de liberación nacional a través de la un frente de amplia coalición. Su objetivo principal no era combatir al capitalismo sino terminar con la dominación imperialista y feudal, para luego encaminarse hacia el socialismo. El segundo, era partidario del empleo del brazo armado contra la dictadura desarrollando la guerrilla urbana. Pero la comisión política apoyó la posición de González y la discusión quedó cerrada. A partir de entonces, el Frente de Liberación Nacional se desarrolló con el Partido Socialista en lo que se llamó Frente del Pueblo y que se presentara en las elecciones presidenciales de 1952 con Salvador Allende como candidato. Aunque, como dijimos, la estrategia de las alianzas recibió un impulso especial luego del XX Congreso del PCUS, debe tenerse en cuenta que la elaboración de la línea del PC chileno tuvo siempre una especial contemplación por la propia realidad nacional. En palabas de Alonso Daire: Habría una fuerte dependencia del PC de Chile en relación a las políticas del MCI. Una “ágil obsecuencia” para seguir las líneas de la política exterior de la URSS y del PCUS. Pero esto no hay que entenderlo sólo como un seguidismo y fuerte solidaridad con “el país del socialismo” en el escenario internacional, sino que esto traspasa, aunque no directamente, el ambiente político nacional […] Es decir, hay una autonomía creadora del PC de Chile en el diseño de estrategias políticas que obedecen a una asimilación realista del estilo y vida política chilena, considerada 12 MOULAIN, T. (1992), “Campo cultural y partidos políticos en los 60 ”, Santiago: Documento de trabajo de FLACSO, Programa Chile Serie Estudios Políticos N° 21, 1992, p. 8 13 No nos detendremos en este trabajo en el debate sobre la “excepcionalidad” o no del caso cubano. Digamos simplemente que en todo caso, los EEUU, luego de la derrota en Playa Girón y Vietnam, tendieron a aplastar sin miramientos todo intento de sublevación social, como muestran los casos de República Dominicana y los inicios de una política mucho más agresiva y hostil que respaldó las dictaduras genocidas en muchos de nuestros países. 14 ULIANOVA, O. (2007) “Crisis e ilusión revolucionaria: Partido Comunista de Chile”, en CONCHEIRO E., MODONESI, M. y CRESPO, H. (coordinadores), El comunismo: otras miradas desde América Latina. México D.F. UNAM, 279. El POS se fundó en 1912 y se convirtió en Partido Comunista luego de la adhesión a la Internacional en 1922.

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