Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89
MASSHOLDER La cultura comunista de mediados del siglo XX… 72 los partidos comunistas de las zonas de mayor influencia soviética, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Rumania, Yugoslavia. En su primera reunión, fue un miembro del Buró Político del PCUS, Andrei Zdhanov, quien pronunciara el informe que representará la esencia de lo que se conoció luego como “Doctrina Zdhanov”. Frente a la política desplegada por el gobierno de Truman, Zdhanov postulaba que tras la segunda guerra mundial, el prestigio de la URSS por su decisivo papel en la derrota del fascismo había puesto en cuestión la hegemonía capitalista representada por los Estados Unidos, y había evidenciado la existencia de “dos campos opuestos: el campo imperialista y antidemocrático, de una parte, y el campo antiimperialista y democrático, de otra. Los Estados Unidos representan el primero, ayudados por Inglaterra y Francia (…) Las fuerzas antiimperialistas y antifascistas forman el otro campo. La URSS y los pueblos de la nueva democracia son su fundamento” 2 . El enfrentamiento entre los EEUU y la URSS marcaron indudablemente la inclinación de los PC de América Latina a brindar un mayor apoyo a las posiciones soviéticas. Como apuntara el dirigente comunista uruguayo Rodney Arismendi, hasta 1956 muchos partidos comunistas de América Latina creían más decididamente en la vía armada como el camino revolucionario posible. Así, la preparación de sus cuadros para una posible avanzada armada estuvo siempre entre las actividades partidarias. Pero en 1956, el XX Congreso del PCUS plantea la idea de mayores posibilidades de tránsito “pacífico” hacia el socialismo, dados los cambios en las correlaciones de fuerza mundial y la creciente atracción que las ideas socialistas despertaban en obreros, campesinos y trabajadores de la intelectualidad. Menos de dos años después cincuenta y siete partidos aprueban una declaración, proyectada conjuntamente por el PCUS y el PC de China. La declaración alentaba los acuerdos y la colaboración política de partidos y organizaciones sociales para lograr la conquista del poder sin guerra civil, aunque sin descartar la posible necesidad de una vía no pacífica. Y la posibilidad real de una y otra vía de paso al socialismo, afirmaba la declaración, venía determinada por condiciones históricas concretas 3 . Esto incidió de manera diferente en los PC latinoamericanos al momento de realizar una lectura de la guerrilla que comenzaba a comandar Fidel Castro. La primera recepción de la Revolución Cubana en los PC podría calificarse como de un apoyo “moderado”, principalmente porque además de la incertidumbre, la “vía cubana” implicaba poner en cuestión las concepciones estratégicas imperantes en el comunismo latinoamericano, por lo menos en lo referente a la toma del poder y a las formas para lograrlo. Reconstruir la recepción que la Revolución Cubana tuvo en la militancia comunista, que no se reduce a las declaraciones oficiales de sus dirigentes, no es tarea sencilla. Como afirma Gerardo Leibner, es difícil “reconstruir hoy lo que fue el tremendo interés y, más aún, la amplia y profunda simpatía que provocó en Uruguay la Revolución cubana, al menos durante los primeros meses del triunfo” 4 . Esta posición sobre el caso uruguayo, puede ser extendida indudablemente a la militancia comunista de otros países. Es fundamental para lograr una aproximación al tema, contar con testimonios o memorias de militantes de aquella época, aunque deban ser analizados siempre con plena conciencia de que los recuerdos sobre el pasado están siempre atravesados por el momento presente desde el cual se recuerda. Con todo, la incorporación de fuentes orales permite ampliar la visión sobre los procesos de aquellos años, ampliando las conclusiones de los estudios basados simplemente en las “fuentes oficiales”. En este sentido, los testimonios recogidos incorporan a la Unión Soviética como un actor fundamental en el apoyo a Cuba, más allá de las posiciones políticas explícitas. Así lo plantea, por poner un ejemplo, Aurelio Alonso, quien nos comentó que: 2 Es importante señalar que los PC de Italia y de Francia se sumaron a la Kominform sosteniendo con sus posiciones la hegemonía soviética dentro del MCI. Así, no sólo países como Yugoslavia contribuyeron al “cierre de filas” impulsado por la URSS a través del Informe Georghiu- dej, que ponía fin a los conflictos con Tito, y su “camarilla fascista”, sino que también Togiatti postuló que la interpretación marxista-leninista de una situación es correcta si se acerca a la emanada de la URSS. Véase, Daire, Alonso“La política del Partido Comunista desde la post- guerra a la Unidad Popular”, en Varas Augusto (compilador), El Partido Comunista en Chile ( Santiago: CESOC-FLACSO, 1988), p.141 y ss. 3 ARISMENDI, R. (1976). Lenin, Revolución y América Latina. México D.F., p.193. 4 LEIBNER, G. (2011). Camaradas y compañeros. Una historia política y social de los comunistas del Uruguay. Montevideo. Trilce, p.378
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