Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89
KOHAN El Marx tardío y la concepción multilineal de la historia 64 sistemático apuntan a la destrucción de las asociaciones comunitarias de parentesco de los pueblos originarios que, según el autor de El Capital , es “su principio de vida”. En el caso de la India, por ejemplo, Marx destaca que allí, bajo dominación colonial, también coexisten diversas relaciones sociales, formas de propiedad y posesión: (a) la antigua comunidad ancestral de parentesco (cada vez más debilitada y fragmentada, tanto por el desplazamiento del vínculo social entre sus integrantes desde los lazos de sangre y la comunidad doméstica hacia el territorio, así como también por las relaciones de dominación “endógenas” [personificadas principalmente en los recaudadores de impuestos y los tribunales jurídicos] y los ataques del colonialismo “exógeno”; (b) la comunidad familiar que sigue siendo propietaria de manera colectiva pero que permite posesiones individuales de sus miembros, no enajenables, pero sí intercambiables o permutables; (c) la posesión, pero también la pequeña propiedad rural privada; (d) la propiedad privada de pequeños artesanos urbanos; (e) la propiedad privada terrateniente local; (f) la creciente y progresiva propiedad privada de la tierra de los varios intermediarios (recaudadores y cobradores de tributos e impuestos) que median entre el colonialismo inglés y las comunidades locales; (g) la propiedad, urbana y rural, de dominadores coloniales extranjeros, entre varias otras. Dicha coexistencia de relaciones sociales de producción y formas de propiedad en una misma formación económico-social históricamente determinada es muchísimo más compleja y abigarrada que lo que sugeriría el modelo radicalmente simplificado que representa, por ejemplo, El Manifiesto Comunista (1848) e incluso el más complejo de El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852). Este cuaderno IIGS B140 deja bien en claro qué enorme distancia separa el complejo y multivariado análisis de la sociedad que caracteriza a la concepción materialista y multilineal de la historia desarrollada por Marx del reduccionismo sociologista (donde sólo hay dos clases, homogéneas, indivisibles y compactas) al que habitualmente se lo pretende reducir. Por último, en quinto lugar, Marx critica en numerosos y reiterados pasajes y observaciones la errónea generalización de la categoría de “feudalismo” que elige Kovalevsky a la hora de describir las formaciones sociales precapitalistas no europeas (basándose en las crónicas de los recaudadores ingleses de impuestos y de administradores coloniales, para el caso de la India, o en cronistas, sacerdotes jesuitas, funcionarios judiciales españoles y viajeros italianos, para el caso de América). En sus notas y comentarios sobre el texto de Kovalevsky, Marx se permite corregir datos empíricos y cronológicos (de hechos históricos e incluso de edición de los libros religiosos de la India), además de brindar muchos ejemplos analógicos y comparativos con Europa occidental para demostrar que el feudalismo no constituye un escalón evolutivo de la historia, repetido con ligeras variantes en todos los continentes del mundo (posteriormente: el modelo unilineal de Stalin). Muy por el contrario, su análisis deja en claro que el feudalismo es tan sólo una formación económico-social de índole europea que, si se ubica en la historia completa de la humanidad, resulta de una escala muchísimo más restringida (en espacio y en tiempo) que el esquema eurocéntrico habitual (tanto el de la vulgata escolar y sus manuales como los más refinados de las academias, del estilo de los “modelos” de Rostow y otros exponentes de la teoría de la modernización). Según las anotaciones de Marx no hay feudalismo en la India como tampoco lo hay en América posteriormente a la conquista europea —caso de incas y aztecas, a pesar de los pesados tributos y la servidumbre a los que son sometidas sus comunidades—. Según observa Krader: “ La exportación de estas categorías a otras partes del mundo [referencia a categorías surgidas a partir de una matriz occidentalista que pretenden generalizarse de manera inválida.
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