Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89
Utopía y Praxis Latinoamericana; ISSN 1316-5216; ISSN-e 2477-9555 Año 25, n° 89 (abril-junio), 2020, pp. 239-248 243 3. CONSTRUCCIÓN DE UNA CULTURA DE PAZ El Estado colombiano en el marco del posconflicto debe favorecer la resignificación de la paz como un derecho de todos, lo cual requiere de la adopción de una cultura de paz, que comprende: la educación ciudadana democrática, la convivencia centrada en la mediación, la resolución alternativa de conflictos y el respeto hacia todas las personas como principio de dignidad humana; así mismo, debe fomentar el rediseño institucional, en el que se adopten herramientas, didácticas y mecanismos pedagógicos que faciliten la construcción de una ciudadanía con cultura de paz para la democracia y la convivencia social (Cubides Cárdenas, et al., 2018). La cultura de paz permite hacerle frente a la violencia desde la educación, la socialización y otros medios (López Martínez, 2004). Por ello, la educación para la paz en Colombia se convierte en una necesidad, que lleva a repensarse los modelos educativos, pedagógicos y las estrategias didácticas; un primer acercamiento a esto fue la implementación de la catedra para la paz a nivel nacional (Aguirre Léon, 2016). La cual ha sido un primer paso para reflexionar sobre esa construcción de paz en la cotidianidad, de esta forma, la cultura de paz requiere de la puesta en marcha de la educación para la paz en todos los niveles de formación. Muñoz Muñoz (2010) indica que Colombia en realidad es un país pacífico, con mucha violencia, al que los denominados violentólogos han aportado significativamente en la comprensión del conflicto, enfatizando en sus causas, dinámicas y consecuencias; sin embargo, en estos momentos ante la necesidad de resolver el conflicto y trascender la explicación del mismo, se está prestando mayor atención al abordaje de los pazólogos , quienes se interesan en la construcción de la paz. De ahí la importancia de focalizar la atención actualmente en acciones que permitan promover la cultura de paz, la educación para la paz, la pedagogía para la paz, la psicología de la paz, la noviolencia, entre otras. 4. LA NOVIOLENCIA Y SU ARTICULACIÓN CON LA PSICOLOGÍA DE LA PAZ EN COLOMBIA El derecho humano a la paz conlleva y reclama la producción de una cultura de paz, que se caracteriza en gran parte por rechazar la violencia, prevenir los conflictos, promover el diálogo y la negociación; lo cual requiere de la preparación de los ciudadanos para la noviolencia, es decir, en el pensamiento y prácticas noviolentas que invitan a nuevas formas de resolver los conflictos y de construir una paz basada en la justicia (Tuvilla Rayo, 2004). Por lo tanto, una forma de construir y aportar a la cultura de paz es a través de la noviolencia. La noviolencia ha tenido múltiples definiciones e interpretaciones, dado que se ha ido construyendo en medio de un pluralismo epistemológico, de saberes y de conocimientos (López Martínez, 2004). Esta inicialmente surgió de las ideas de Mahatma Gandhi, uno de sus máximos exponentes, a partir de la palabra sanscrita ahimsa , que hace referencia a la privación total del deseo de violencia (Urrego Mendoza & Escobar Córdoba, 2015). Sin embargo, su conceptualización se ha ido ampliando con aportes de otros exponentes relevantes como Nelson Mandela, Aldo Capitini, Martin Luther King, Henry David Thoreau, León Tolstoi, Lanza de Vasto, entre otros. En términos generales “la noviolencia puede ser definida como una metodología, una doctrina ético- política, una manera de construir la paz que se orienta hacia una filosofía coherente que busca un amor por el conocimiento, la experiencia y la vida” (Lopez Martínez , 2015, p. 63). Esta va más allá de negar la violencia, por eso para comprenderla de manera más amplia, es importante tener en cuenta que integra una serie de principios ético-políticos: no matar (la preservación de la vida como principio rector), búsqueda de la verdad (tener una apertura al descubrimiento, no pretender tener la verdad sino buscarla, es decir, reconocer que se cuenta con respuestas limitadas), diálogo y escucha activa (escuchar no sólo oír, comprender el significado
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