Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89

BARRAGÁN et al. Cartografía Social, usos y sospechas en el campo de la educación 194 existenciales que posibilita aquello que Boaventura de Sousa Santos ha nombrado como resistencia epistemológica (Santos: 2010), por la que los saberes locales se convierten en una configuración colectiva en las que se hace frente a lo instituido. De este modo, en la CSP se entrecruzan experiencias que en una construcción ecológica logran resignificar las epistemes circulantes, tensiones que entre saber e ignorancia producen puntos de partida y de llegada (Santos: 2011); de esta forma, en esta apuesta se da una ecología de los saberes en la que “los conocimientos interactúan, se entrecruzan y, por tanto, también lo hacen las ignorancias. Tal y como allí no hay unidad de conocimientos, tampoco hay unidad de ignorancia” (Santos: 2010, p. 34). Lo anterior sucede en los conocimientos locales que logran circular en las cartografías que, al ser contrastados con los diversos lugares de producción de las mismas, muestran realidades similares que configuran un corpus problemático común; como también rutas similares de actuación. Es este contexto, que una noción de representación, no parece estar atada a eso que se ha instaurado como adaequatio rei et intellectus , en donde la verdad trata de la correspondencia entre el intelecto y la cosa conocida. En la experiencia cartográfica se desborda tal adecuación. Por otra parte, en la CSP se da un proceso en el que la ficción permite recrear existencialmente lo acontecido recreando mundos posibles, que en todo caso no son simple ilusión; acontece la ficción, la cual siempre es novedad (Ricoeur: 2007; 2009). Se trata de experiencias vivas que hablan de contextos existenciales pasados, presentes y futuros, que generan en la CSP aquello que Scheaffer (1999) ha denominado inmersión ficcional; que se caracteriza por la inversión de relaciones jerárquicas entre percepción y actividad imaginativa, la atención escindida que conduce a la coexistencia de dos mundos: entorno real y el universo imaginado, es una actividad homeostática y está cargada de afectividad. Ahora bien, la inmersión ficcional que acontece en la CSP llega a producir narrativas de ordenes diversos, que, en su construcción combinada, antes de objetivar la experiencia cartográfica –dejándola en la dimensión de la representación– posibilita transformaciones colectivas y configura auténticas comunidades de práctica, en las que se aprende entre pares. Los anteriores elementos cobran especial significación en educación, por las posibilidades que se abren para pensar las relaciones entre aprendizaje y enseñanza, así como las particularidades de los actores que entran en juego en los procesos pedagógicos, especialmente por las diversas prácticas que acontecen y se reconfiguran. 4.APERTURAS QUE INTRODUCEN ESTAS CARTOGRAFÍAS Es justamente en función de las apuestas investigativas y pedagógicas de este trabajo y mediante las sospechas sobre la idea de re-presentar realidades sociales y culturales complejas, que nos proponemos ahora intentar un ejercicio de apertura sobre aquello que es ya en sí misma una apuesta eminentemente política de producir conocimiento: la cartografía social. A partir de las experiencias sistematizadas de cartografías emergentes, la representación no coincide, necesariamente, con un mundo de significados unitarios o con la producción de un sistema conceptual que determine unívocamente el territorio o las vivencias acontecidas en este. Por ser una obra narrativa ficcional, las cartografías recrean las experiencias más allá de un tipo de representación tradicional –moderna si se desea– que dan cuenta de relaciones que sobrepasan los discursos sobre el poder o la aprehensión territorial. De esta forma, las tensiones de poder que acontecen en las experiencias cartográficas, se recomponen en función de los liderazgos cooperativos y alternativos que aparecen en ellas. Es en este estado de cosas que el poder se convierte en la oportunidad de configuración, en la que las subjetividades que aparecen en su lugar de enunciación, pueden llegar a ficcionar mapas vivos en los que se recrean sus existencias. Así, la unidad discursiva sobre el poder y su consecuente representación, se quiebra en las experiencias que hemos presentado de cartografía, pues en estas se producen horizontes de sentido que, nacidos de los niveles

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