Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89

BARRAGÁN et al. Cartografía Social, usos y sospechas en el campo de la educación 190 3. Identificar los modos en los que ese poder no está circunscrito solo en un espacio, sino que existe en este espacio en relación con muchos otros espacios, actores y saberes. 4. Identificar el lugar que se ocupa en esta compleja red de relaciones de poder para ver las responsabilidades, compromisos y trayectorias posibles. La multidimensionalidad del espacio y del poder, permitió evidenciar las múltiples posibilidades en las que se fractura este yo a través de relaciones de poder que nos constituyen en lo que deseamos, planeamos, pensamos y creemos. Pero también, este ejercicio de verse en esta compleja red de relaciones permite dar cuenta de las trayectorias posibles sobre las cuales el propio trabajo como profesionales puede articularse a estrategias y opciones alternativas. Más allá de la representación: la enunciación Mis preocupaciones iniciales con la producción de este aparato cartográfico para construir el lugar de enunciación, tenían que ver con el esencialismo implícito en la idea de re-presentar la realidad, y en este caso, la identidad a través de un concepto gráfico. Como si producir la cartografía del propio lugar de enunciación se convirtiera en una condena y realizara exactamente el objetivo contrario al que yo pretendía, es decir, que inmovilizara políticamente el hecho de verse a sí mismo-as como el lugar de articulación y encarnación de una multiplicidad de poderes que tienen efectos perversos en el mundo, sin salidas, ni opciones distintas más allá de poner en circulación el poder. Mi preocupación, alineada con la de Preciado (2008), tenía que ver con la probabilidad de que este ejercicio degenerara en la producción de identidades fijas para los estudiantes. La salida que propone Preciado consiste justamente en construir cartografías que no sólo espacialicen el poder, sino también las subjetividades, de modo que no se vuelva inevitable el poder e imposibles sus resistencias. Yo creo que este primer gesto es clave, pero es insuficiente. Le hace falta un yo: El yo dividido y contradictorio es el que puede interrogar los posicionamientos y ser tenido como responsable, el que puede construir y unirse a conversaciones racionales e imaginaciones fantásticas que cambien la historia. La división, el no ser, es la imagen privilegiada de las epistemologías feministas del conocimiento científico. (…) El yo que conoce es parcial en todas sus facetas, nunca terminado, total, no se encuentra simplemente ahí y en estado original. Está siempre construido y remendado de manera imperfecta y, por lo tanto, es capaz de unirse a otro, de ver junto al otro, sin pretender ser el otro (Haraway: 1995, p. 331). Haraway claramente sospecha de la posición de sujeto, tal vez por las mismas razones por las que Foucault (1988) sentenciaría la muerte de este, pero con una intencionalidad distinta. Así, la autoidentidad es un mal sistema visual porque es ciega frente a la tecnología de visualización con la cual vemos quiénes somos. Con esta sospecha ciertamente se resuelve, al menos en parte, el problema de la identidad esencialista del subalterno y lo sitúa en una lucha de significados en la que siempre está decodificando y siendo decodificado. Pero no renuncia al yo, no va tan lejos como para decir que es simplemente una instancia de enunciación de los discursos, porque sin yo no hay responsabilidad ni proyecto político. Por estas razones, es que se vuelve imprescindible identificar maneras a través de las cuales esta multidimensionalidad del yo pueda ser vista, no sólo para enunciar formas en los que se encuentra circunscrito en las relaciones de poder y privilegio, sino también para revisar las trayectorias políticas con las que puede comprometerse y asumir responsabilidades y solidaridades. 3.3. Cartografía Social pedagógica (CSP) Como se ha insinuado, los usos de la cartografía en el campo de la educación han sido relativamente recientes, aun cuando ya en los mapas participativos y en la cartografía social se aprecian elementos pedagógicos relevantes. Sin embargo, la manera como se realizan estos mapas en sociología o trabajo social,

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