Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89

RAMÍREZ SIERRA El continente martiano en la filosofía política… 156 desproporcionado de productos limitados, escasos e imprescindibles algunos como el agua, tiende a generar circuitos globales de comunidades humanas desechables, subproductos civilizatorios. La filosofía política de unidad en la diversidad, esquema y sistematización lógica de su propuesta, arguye la coherencia entre el hecho evidente y descarnado del deterioro material de lo humano y el sistema de referencias teóricas e ideológicas que lo justifican. Esta concepción particular del mundo, desarrollada en el quehacer intelectual del catedrático centroamericano, se encuentra articulada por un humanismo fundamental que busca explicar la condición humana desde la asunción dialéctica identificada en su compleja constitución, necesariamente diversa y múltiple. Objeta la pretensión de las filosofías europeas en la tentativa –malograda en todas sus expresiones- de aprehender y explicar el universo y sus variadas determinaciones desde un principio o causa única, exclusiva y homogénea, que organiza racionalmente la realidad, en menoscabo de la propia riqueza, extensión y multiplicidad de aquel. Serrano Caldera se distancia de la tradición noroccidental que reduce epistémica y ontológicamente el ser humano a su especificidad racional. El primer humanismo, esto es, el romano, y todas las clases de humanismo que han ido apareciendo desde entonces hasta la actualidad –afirma desacertadamente uno de los más grandes filósofos alemanes del siglo XX, pues bien entendido el fenómeno al humanismo romano le preceden otros humanismos como el griego, el persa, el indio, el chino entre otros- presuponen y dan por sobreentendida la «esencia» más universal del ser humano. El hombre se entiende como animal rationale 29 . El culto desmedido e irrefrenable a esta capacidad que distingue pero no agota al ser humano, produjo la universalización de una racionalidad desprovista de sensibilidad, ordenada en la lógica técnica-estructural del mecanicismo, bajo el aspecto de una entidad absoluta omnipotente. Es esta una civilización –apunta el ensayista y abogado nicaragüense- que separa al hombre de la naturaleza y del mundo creando entre ambos un abismo infranqueable, que escinde en el ser su propia unidad entre razón e intuición, que sepulta por primitivos e indignos los mitos, los sueños, la imaginación y el inconsciente y que pretende que todo es o debe ser racional en forma absoluta, aunque esta razón instrumental sirva solamente para tecnificar las fábricas, incrementar la producción, destruir la naturaleza, transformar las ciudades en un caos de ruidos y contaminación y para exiliar al hombre ya no solo de la naturaleza, sino de la propia vida social, de la existencia y de sí mismo 30 . La realidad dividida en segmentos por la violencia desatada en el proceso de desprendimiento de la razón del ser integrado en su propia vitalidad, resuelto en la construcción de un sistema de relaciones que adquiere autonomía relativa exterior al propio ser y en consecuencia extraña e incontrolable por la velocidad de disolución en las arterias definitorias de la sociedad y el enquistamiento institucional, provoca una deshumanización extraordinaria, superior al resto de las conocidas en la historia de la especie. Se pierden los límites posibles de la cosificación mientras el ser inhibe sus potencialidades sumergido en la reproducción precarizada de su existencia. El ser americano deshumanizado, irreconocible en el amplio espectro de su pujanza irruptora de liberación -sobre todo para cambiar y autodefinirse en los límites de la transformación necesaria-, constituye sólo la superficie actual de un conflicto que ubica sus orígenes en el propio surgimiento de la civilización. La racionalidad instrumental que rige la lógica nihilista del acelerado curso de la desaparición humana en el planeta Tierra no arriba a su contenido esencial, ante la admiración desesperada que experimentaban los europeos como algo novedoso, en los procesos que asolaron la condición humana durante el siglo XX. Las guerras mundiales, los holocaustos producidos por la materialización de ideologías extremistas como el nazi-fascismo, las dictaduras desplegadas en todo el continente americano o el apartheid en África, y la 29 Heidegger, M. (2000). Carta sobre el humanismo. Alianza Editorial, Madrid. p. 4 30 Serrano Caldera, A. (1991). El fin de la historia: reaparición del mito . Editorial 13 de Marzo, La Habana. pp. 127-128

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