Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89
ROSSI Acerca del fetichismo de la ley 122 La sugerente lectura de Hinkelammert pone el acento en la diferenciación de lo que entraña una hermenéutica que interpreta el pecado como transgresión a la ley, de la hermenéutica que pone en claro que el pecado, de ahí que se referencia como pecado estructural, se genera en nombre de la ley. Es justamente el segundo caso el que nos posibilita la clave de lectura para entender el fragmento de la carta de Pablo. Por esta razón Hinkelammert sostiene: La ley, al provocar la conciencia de los pecados en sentido de transgresiones, elimina precisamente la conciencia de los pecados que se comete por identificación con el pecado estructural. La ley destruye por presentar sus valores como valores absolutos. A este reino de la muerte, que es el orden de la ley, Pablo contrapone el reino de la vida, que es un más allá de la ley y del orden institucionalizado 40 . Al respecto, es importante tener en cuenta que de lo que se trata no es de invalidar la ley como dimensión simbólica, sino de pensar la ley como un absoluto, como un incondicionado a la manera del Imperativo Categórico, o la ley como un fetiche. cuando es, por caso, el cumplimento de la deuda externa a los países del tercer mundo a costa, incluso, de sus pueblos. De ahí que conectado con esta problemática aparezca también el tema de la deuda, de raíz fuertemente teológica. A manera de breve conclusión, nos gustaría enfatizar algunos aspectos de nuestro trabajo. En primer lugar, mostrar la implicancia que supone pensar lo político desde el dispositivo trascendental y su vinculación con la lógica del sacrificio. Tengamos presente que así como Kant piensa una ética en la que es sacrificable toda inclinación, y Sade lleva a un terreno trascendental su idea de naturaleza para justificar la lógica del sadismo, en la actualidad el Neoliberalismo inscribe en un dispositivo trascendental la propia noción de competencia, generando de este modo un tipo de antropología en la que todo lazo social es sacrificable en los altares del dios mercado. De ahí que la lógica del capital suponga una vinculación muy fuerte en donde lo humano se piensa como capital, incluso utilizando una terminología que se ha internalizado en el sentido común sin advertirse su feroz peligrosidad como lo es la de capital humano. Asimismo, también es importante advertir la relación tortuosa del individuo consigo mismo, pues no solo se trata del sacrifico del otro, sino también del sacrificio del sí mismo, en post de alcanzar un éxito, como mandato superyoíco, que al ser pensado como trascendental nunca logra alcanzarse, generando consecuentemente, como refería Kant en la ética, un dolor existencial. En segundo lugar, y relacionado con lo primero, que esta contraposición entre el bien y el bienestar, en favor del primer término, ha posibilitado un plus de goce exacerbado por la lógica del capital como pulsión de muerte que Lacan lo equipara al concepto marxiano de plus valía. En tercer lugar, que el problema de pensar la dinámica social y humana extrapolando los principios formales del entendimiento: el de identidad y el de contradicción, lleva a erradicar toda posible diferencia, incluso a criminalizarla. Por último, que todo fetichismo de la ley, que renuncie a la posibilidad de una dimensión hermenéutica que vaya más allá de esa ley, pero no desde el capricho o la arbitrariedad, justifica los fuertes sistemas de someterse a las autoridades superiores, pues no hay autoridad que no provenga de Dios y las que existen fueron establecidas por Dios. Por eso, el que se rebela contra la autoridad, se rebela contra el orden establecido por Dios, y los que se rebelan preparan su propia condenación”. Célebre pasaje que inspiró a Lutero a favor de la nobleza alemana en contra de la rebelión campesina. Daría la impresión que Pablo, de profunda formación farisea, intentara por un lado superar, para decirlo en términos hegelianos, la positividad de la ley judía y, por otro lado, buscara congraciarse con la autoridad romana, posiblemente para poner a salvo las comunidades cristianas, además que él no fue crucificado por alegar su ciudadanía romana. No obstante, creemos que la cuestión de la ley va mucho más allá del contexto judío. Incluso, hasta podría postularse una cierta impronta psicológica, de la que San Agustín será heredero, en relación al tema del deseo como transgresión a la ley. 40 Hinkelammert ( Op. Cit , pp. 29-30).
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