Utopía y Praxis Latinoamericana - Vol. 25 - Núm. 89

Utopía y Praxis Latinoamericana; ISSN 1316-5216; ISSN-e 2477-9555 Año 25, n° 89 (abril-junio), 2020, pp. 108-124 121 leña. Estiró la mano y tomo el cuchillo para degollarlo. Entonces el Angel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo: “Abraham, Abraham” Y él contestó: “Aquí estoy”. “No toques al niño, ni le hagas nada”. El pasaje bíblico continúa relatando que Abraham sacrifica un carnero en reemplazo de su hijo. ¿Cómo analizar este texto desde la tradición Elohísta? En primer lugar es necesario atender al contexto socio histórico. Por eso hicimos referencia a que es un mito con un núcleo histórico crucial, ya que como bien sostiene Hinkelammert, era costumbre sacrificar al primogénito ante la divinidad. En tal sentido, si Dios hubiese pedido el sacrificio de Isaac, no hubiese hecho otra cosa que cumplir con lo rutinario de la ley. Vale decir, acota Hinkelammert, que ni Dios ni Abraham hubiesen realizado un acto extraordinario, sino todo lo contrario. Justamente la voz del ángel en coincidencia con la fe de Abraham, exige transgredir la ley en favor de la vida. Así, Hinkelammert sostiene: La sorpresa es que ahora aparezca el Ángel de Dios, que pida a Abraham no sacrificar a su hijo. Pide violar la ley, pide una transgresión de la ley de Dios. Pide un acto difícil, que va a confrontar a Abraham con toda su cultura y con toda la sociedad en la cual vive. Pide una ruptura con toda la ley vigente de su tiempo, y por tanto una lucha. Además, como consecuencia va a tener que cambiar su lugar de residencia, que él toma entonces en Bersebá. Probablemente hay persecución de Abraham, por haberse opuesto a la ley. Lo que le pide el ángel, es hacerse libre y ponerse por encima de la ley 38 . Sin embargo, es importante aclarar que no se trata de oponerse a la ley por razones caprichosas o arbitrarias, sino justamente por entender que nunca se deber renunciar a un criterio hermenéutico por el cual la ley pueda ser siempre repensada o que pueda depender de un valor por encima de ella misma, en este caso la propia noción de vida, poniendo en cuestión una lógica del sacrificio. Justamente es lo que se pone de relieve en la tradición elohísta profética. Por ende, traigamos a relación, también, los propios evangelios y la práctica profética de Jesús en lo que entraña mostrar el fetichismo del sábado, al decir que el sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el sábado. Pero retomando el texto de Abraham, lo significativo del mismo es potenciar una fe que consiste en transgredir la ley cuando aquella es sinónimo de opresión, y no pensar la fe como un salto al absurdo o una obediencia ciega. Si nos enfocamos ahora en la tradición sacerdotal, es interesante notar como se llega a las consecuencias contrarias. Especialmente por el agregado de dos frases en el relato que fueron incorporadas al texto por el documento sacerdotal. A Saber: “Pues ahora veo, que temes a Dios, ya que no me negaste tu hijo, el único que tienes”. En esta primera afirmación el ángel de Dios lo detiene porque ya bastaba la disponibilidad de Abraham en sacrificar a Isaac. “…y no me has negado a tu hijo, el único que tienes”. La segunda afirmación se conecta con la bendición que Dios le da a Abraham desde la bendición de multiplicar sus descendientes Vale decir, que la fe de Abraham se sustenta en esta tradición en su disponibilidad a sacrificar en nombre de la ley. Queda, por último, la referencia que hace Hinkelammert a la teología de Pablo de Tarso, que se conecta con lo anterior e incluso da un paso más. Reproduzcamos el pasaje del evangelio que toma Hinkelammert para su ulterior análisis: En un tiempo, yo vivía sin ley; pero cuando llegó el mandamiento le dio de nuevo vida al pecado, y a mí, en cambio me produjo la muerte; y se vio que el mandamiento, dado por la vida, me había traído la muerte. El pecado aprovechó la ocasión del mandamiento para engañarme y con el mismo mandamiento me dio la muerte ( Rom. 7, 9-11) 39 . 38 Hinkelammert ( OP. Cit., p. 16). 39 Es muy interesante la confrontación de este pasaje acerca de la ley tan liberador con el otro pasaje de Rom, 13, 1-2 : “Toda persona debe

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