Pensamiento Crítico
6 Se desconoce la riqueza del debate y la especificidad del aporte cubano de aquellos años. Algunas veces, incluso al interior de Cuba. Lo cual deriva en uno de los problemas principales de nuestra época. Aun manteniendo una cuota importante de confianza en la revolución, algunos segmentos de las nuevas generaciones cubanas corren el riesgo de visualizar al marxismo de factura e inspiración soviética como la única cultura política posible para la revolución. Por lo tanto, frente a la crisis irreversible y al bochornoso desplome mundial de aquella alternativa político- cultural... no quedaría otro camino posible que el aggiornamiento (entendido como la revalorización a rajatabla del mercado o, peor aún, el abandono de toda perspectiva anticapitalista y radical). No habría más opción que “adaptarse” a la hegemonía “modernizadora” del enemigo. Justamente, todo el abordaje del presente ensayo persigue como finalidad someter a crítica esa visión apocalíptica (nunca suficientemente explicitada, pero a nuestro modo de ver muchas veces presente a partir del evidente descrédito del marxismo soviético). Nuestro objetivo principal aspira a fundamentar la tesis opuesta: frente a esa cultura en declive y frente a esa crisis terminal existen alternativas político-culturales abiertas y generadas originalmente por la revolución . No hace falta ningún salvavidas mercantil y “modernizador” de última hora, ningún desesperado “manotazo de ahogado”. Las alternativas pertenecen a la historia misma de la revolución cubana, a lo más rico y original que produjo esta revolución. Fueron productos y creaciones originales de Cuba, aunque hoy permanezcan muchas veces en el olvido o el desconocimiento. La recuperación (¡creadora, no repetitiva!) de esa herencia quemante sigue pendiente para las nuevas generaciones, tanto cubanas como latinoamericanas en general. Las polémicas teóricas en la Cuba de los años ’60 Contra todas las apariencias, el huracán sobre el azúcar no soplaba en una sola dirección. Tanto quienes arremetieron e impugnaron en su totalidad la legitimidad histórica de la revolución cubana como quienes pretendieron defenderla desde los estrechos límites ideológicos de la autotitulada “ortodoxia” soviética terminaron por aplanar todos los matices internos que le dieron vida y riqueza al proceso revolucionario y que explican porqué ésta no se desplomó con el Muro de Berlín como muchos agoreros esperaban. Que haya habido una pluralidad de perspectivas ideológicas y culturales coexistentes —muchas veces en disputa entre sí— bajo el mismo arco revolucionario no es, desde nuestro modesto punto de vista, un signo de debilidad sino todo lo contrario . Durante los años ‘60, cuanto más debate interno tuvo la revolución cubana, más viva y poderosa se desarrolló. Flaco favor le hicieron y le hacen a la revolución cubana aquellos que pretenden esconder, soslayar o desconocer la riqueza de discusiones que la atravesaron desde su mismo inicio. En ese sentido, creemos que la principal discusión ideológico política que tensionó la década estuvo dada entre aquellos que pensaron a la revolución como una repetición — sui generis , si se quiere— de la experiencia del socialismo euroriental en territorio caribeño, y aquellos otros que, sin rechazar ni darle la espalda a la
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