Pensamiento Crítico

33 Pensamiento Crítico y del Departamento de Filosofía de la Calle K N° 507, como para realizar un balance crítico de la cultura política que los reemplazó durante aproximadamente quince años. Tomando en cuenta esa lúcida, justa y acertada rectificación y examinando estos problemas culturales desde una perspectiva histórica, más de treinta años después de aquel doble cierre, vuelven a resurgir las preguntas que entonces —en 1971— quedaron irresueltas y pendientes: ¿Qué cultura ayuda más a consolidar y profundizar una revolución anticapitalista de liberación nacional amenazada por todos los vértices: la sistematización cerrada, la institucionalización generalizada y la glosa sumisa y repetitiva (llena de “chapucerías y mediocridades”, según Fidel) o la existencia de intelectuales revolucionarios y críticos? ¿Qué fortalece más a una revolución socialista y tercermundista a la hora de enfrentar al Imperio más poderoso de la historia: la homogeneización completa de la ideología, las ciencias sociales y la pedagogía en aras de la uniformidad, o la posibilidad de debatir, polemizar y discutir abiertamente —como hizo la revolución cubana durante los años ’60, incluso bajo el bloqueo y la amenaza de guerra nuclear— las distintas opciones culturales en juego? Recuperar una herencia sin nostalgia ni revival De la misma manera que en la Argentina hemos intentado recuperar la herencia olvidada de la revista argentina La Rosa Blindada (hermana local de Pensamiento Crítico , aunque de menor duración 43 ), enfrentando las modas académicas universitarias que durante los últimos tiempos han visitado los años ’60 para mostrarnos —¿inocentemente?— los restos de un exótico cadáver momificado; no nos interesa recuperar Pensamiento Crítico como un animal disecado ni como una curiosidad de museo. Nada de suspiros melancólicos y consoladores por “los bellos buenos tiempos que se han ido y... no volverán”. No se trata hoy de repetir ni de copiar los años ‘60. Toda copia es reaccionaria, aunque se haga en nombre del marxismo y la revolución . Toda repetición extemporánea se convierte en una caricatura y una farsa. El desafío de las nuevas generaciones —argentinas, cubanas y latinoamericanas en general— consiste en recuperar esa herencia como algo vivo, como parte de un proyecto socialista global (político y cultural al mismo tiempo) que debe reinventarse, recrearse y renovarse, dentro de un horizonte inflexiblemente antiimperialista y anticapitalista, socialista y comunista revolucionario. Sin nostalgias complacientes ni concesión alguna, por más insignificante que parezca, al enemigo histórico de nuestros pueblos. Sin suspiros. Sin revival.

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