Pensamiento Crítico
26 izquierda radical], Hugo Azcuy sostenía: “¿Cuando hoy en Cuba decidimos producir 10 millones de toneladas de azúcar o desarrollar los cítricos estamos simplemente tomando conciencia de algo inevitable?”. Esta referencia con sorna a “algo inevitable” constituía una evidente ironía frente a las visiones deterministas y mecanicistas que entre los “marxistas ortodoxos” —prosoviéticos y adversarios del Che Guevara— proliferaban en el campo económico. También Hugo Azcuy insistiría más tarde en su artículo “Filosofía y Marxismo” (N° 43) con la crítica, ya no sólo del determinismo marxista sino también del viejo planteo metafísico sobre “el problema fundamental de la filosofía: ¿materialismo o idealismo?”. Problema que Azcuy no dudaba en caracterizar como “totalmente secundario para Marx”. Más allá de la respuesta que se eligiera por una u otra opción, ¿cuál era su impugnación a esta problemática metafísica? Pues que en ambas posiciones “sujeto y objeto aparecían como dos lugares diferentes y opuestos por principio. En esta concepción no cabía la historia...”. Partiendo exactamente del mismo criterio metodológico historicista de Fernando Martínez Heredia, Jesús Díaz, Aurelio Alonso Tejada, Gómez Barranco y Hugo Azcuy, Carlos Tablada Pérez cuestionaba en su artículo “Marxismo y II Internacional” (N° 44) tanto a las corrientes “revisionistas” (Eduard Bernstein) como a las “ortodoxas” (Karl Kautsky y Jorge Plejanov) de la socialdemocracia. Téngase en cuenta que la tradición del marxismo oficializado en la URSS tras la muerte de Lenin adoptaba como propia la herencia filosófica materialista y determinista de Kautsky y Plejanov. “El marxismo en manos ortodoxas” —sostenía Tablada— “perdió su carácter revolucionario, pasando a ser una teoría estática de la interpretación de la sociedad capitalista [...] Tomaban ante esta teoría una postura acrítica, trasladando a su presente el análisis de situaciones históricas pasadas realizadas por Marx, olvidando dos de los fundamentos metodológicos de la teoría marxista: la historicidad de los conceptos y categorías, y el condicionamiento histórico de la actividad humana”. Ese historicismo metodológico era aplicado por estos jóvenes intelectuales cubanos a dos ámbitos distintos. En primer lugar a la sociedad capitalista (hasta allí el marxismo soviético no presentaría mayores reparos) pero, en segundo lugar, también... al propio marxismo. Un ejemplo puntual de esta aplicación, fundamentada sintéticamente en la ya mencionada propuesta metodológica de Martínez Heredia según la cual “El marxismo tiene historia”, puede encontrarse en el análisis de José Bell Lara sobre los textos del propio fundador de la concepción materialista de la historia. Su artículo se titulaba “Marx y el colonialismo” (N° 37). Allí Bell Lara defendía dos tesis: (a) la conquista española y portuguesa y la esclavitud posterior en América habría tenido un carácter capitalista. Para refutar las hipótesis sobre un supuesto feudalismo latinoamericano, Bell Lara recurría a El Capital — particularmente a su capítulo XXIV [24] sobre la acumulación originaria— donde Marx así la caracteriza; y (b) el propio Marx no habría logrado superar el eurocentrismo frente al mundo colonial. Como ejemplo Bell Lara incursionaba en sus escritos sobre la India, Irlanda y sobre Simón Bolívar (resulta llamativo que no haya analizado la correspondencia de Marx con Vera Zasulich donde Marx rompe con ese eurocentrismo). Si recorremos entonces todos estos trabajos de intelectuales cubanos publicados en Pensamiento Crítico podemos encontrar un mismo presupuesto básico
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=