Pensamiento Crítico
23 serio la obra de Althusser ya que publicó varios trabajos suyos: “Materialismo dialéctico e histórico” (N°5), “Dos cartas sobre el conocimiento y el arte” (N°10); “Lenin y la filosofía” (N°34/35), así como también numerosos artículos de sus discípulos franceses. Paralelamente, sus miembros impulsaron la publicación cubana por el Instituto del Libro y las Ediciones Revolucionarias de Lire le Capital [conocido en español con el título Para leer El Capital ] y Pour Marx [titulado en español La revolución teórica de Marx ]. Además , incluyeron trabajos suyos en las dos ediciones de Lecturas de Filosofía, y también en Lecturas de pensamiento marxista 32 . Sin embargo no lo adoptaron de manera ciega o incondicional, cediendo a la moda y al furor del momento. Fernando Martínez Heredia le reconoce en ese artículo su “vigor como pensador” y su gran acierto al poner a Marx en el centro del debate, reclamando un estudio riguroso de los propios textos marxianos (en lugar de “las teorizaciones vulgarizadoras y los salmos”). No obstante, le cuestiona el haber convertido la filosofía del marxismo en un Método Científico (con mayúsculas); la adopción acrítica del materialismo filosófico tradicional perfeccionado “en lugar de situarlo en la historia de las ideas”; su concepción cientificista del Saber marxista (también con mayúsculas) que sólo aspira a reformar la filosofía —atribuyéndole como objeto una reflexión que gira únicamente sobre sí misma, corriendo de este modo el riesgo de transformarla en “una inútil religión de la Razón o de la Ciencia”— en lugar de revolucionarla completamente; y, finalmente, su adopción política poco ingenua de las declaraciones oficiales de los partidos comunistas tradicionales ligados a la Unión Soviética. Quizás por ello el artículo de Martínez Heredia terminaba del siguiente modo: “Parece que la crítica a Althusser, como el sol en la imagen de su obra más reciente, se traslada de derecha a izquierda”. Pocos números después (en “Marx y el origen del marxismo”, N° 41 de 1970, donde Fernando Martínez Heredia retomaba su texto “Origen del marxismo” incluido en la segunda edición de Lecturas de filosofía del Departamento de Filosofía 33 ) este pensador cubano reactualizaba esta perspectiva crítica cuando afirmaba “No pretendo negar el aporte cierto de la investigación althusseriana del origen del marxismo, pero estimo que las alusiones al estatuto subalterno de las ideologías o a la doble lectura, política o teórica, que es posible hacer de los textos del joven Marx, no disminuyen el carácter cientificista en que se resuelve la interpretación que Althusser hace de Marx”. Desde el mismo ángulo, agregaba que: “La teoría y la práctica revolucionarias actuales se enfrentan al escaso desarrollo del marxismo en aspectos tan importantes como la estructura de dominación ideológica de la burguesía en los países capitalistas [...] en este sentido sería pedantesco limitarse a señalar la insuficiencia del término «enajenación»”... como habitualmente hacía Althusser. Pasando revista a lo más importante de la producción del marxismo occidental sobre el joven Marx —Galvano Della Volpe, Lucio Colletti, Mario Rossi, Giulio Pietranera, Humberto Cerroni, Louis Althusser, Augusto Cornu, Jean-Paul Sartre, Antonio Gramsci, Michael Löwy—; a los clásicos biógrafos —Franz Mehring, David Riazanov y el binomio Nikolaievski-Maenchen Helfen—, e incluso a autores del Este como el polaco Adam Schaff, todo el ensayo de Fernando Martínez Heredia estaba destinado a demostrar que no se podía escindir la filosofía juvenil de Marx y el surgimiento de su teoría científica de sus presupuestos ideológicos y políticos. Vicio metodológico que, más allá de los enfrentamientos entre “humanistas eticistas” y
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=