Pensamiento Crítico
22 permanente de los seres humanos, sus relaciones y sus instituciones antes, durante y después de la toma del poder por los revolucionarios . Una revolución y una transformación cultural permanentes que el Che había sintetizado con su apelación a “la creación de un hombre nuevo ”. Podemos encontrar, por ejemplo, que la editorial del N°11, analizando la decisión oficial cubana de no pagar derechos de autor, traza una explícita oposición entre “una posición reformista en el plano político” a la cual le “corresponde una concepción estrecha y limitante, dogmática, del desarrollo cultural” y la política cultural de la revolución cubana entendida como “una política de principios”. Este señalamiento no quedaba reducido a una mera ilustración en el plano “superestructural” (como pudiese haber supuesto aquel esquematismo pretendidamente marxista que habitualmente divide la sociedad entre una economía “objetiva” y estructural, por un lado, y una “superestructura” que siempre marcharía detrás suyo, por el otro). No era ese el camino que pretendía transitar Pensamiento Crítico . Esa editorial lo dejó en claro. Allí, en un mismo ademán, la revista sentaba posición sobre el debate cultural y su correspondiente repercusión en el debate “económico” sobre las categorías del valor en la transición al socialismo. De esta forma la mencionada editorial cuestionaba a aquellos que en la polémica de los años ’63 y ’64 habían enfrentado al Che Guevara defendiendo “el estímulo material y el interés individual”, mientras señalaba que “la supresión de las relaciones mercantiles interestatales y otras medidas, concuerdan de modo exacto con la negativa a considerar los productos de la creación intelectual como mercancías” 30. Esa editorial culmina con un saludo tanto a la Conferencia Tricontinental de 1966 como a la OLAS de 1967. Leer entonces Pensamiento Crítico fuera de contexto resulta, por lo menos, problemático. Más si se hace abstracción de las transformaciones culturales que la revolución cubana produjo en el campo intelectual tradicional. A partir de ese cataclismo epocal y esa transmutación generalizada de las normas que hasta ese momento habían guiado el ejercicio de la “profesión” docente e intelectual, ya no se podía seguir separando más ni escindiendo las ciencias sociales y su estudio teórico de la lucha política; la filosofía de la historia; la divulgación pedagógica de la batalla de concepciones (hacia fuera y hacia adentro del marxismo); la metodología de análisis empírico de la ideología. Ese entrecruzamiento estuvo presente tanto en las tareas pedagógicas del Departamento de Filosofía y en el trabajo editorial como en la edición de Pensamiento Crítico . Aunque formalmente eran independientes entre sí, la labor de investigación y docencia realizada por los miembros de Pensamiento Crítico en el Departamento de Filosofía se expresó tanto en la presentación y prólogo a la edición de autores clásicos y contemporáneos de la filosofía y las ciencias sociales 31 como también en el seno de la revista. En ella, no sólo en todas las editoriales y notas introductorias a diversos ensayos y dossiers, sino también en artículos propios. Entre estos últimos merece destacarse, porque constituye un ejemplo significativo del “espíritu de lectura” e investigación que guió a este grupo intelectual, el artículo del director de Pensamiento Crítico Fernando Martínez Heredia “Althusser y el marxismo” (N°36). Allí el intelectual cubano fija posición en torno al filósofo de la Escuela Normal Superior y su obra. No cabe duda que Pensamiento Crítico tomó en
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