Pensamiento Crítico

15 explaya sobre el “círculo de estudios sobre Lenin y sobre Marx” de revolucionarios salvadoreños dirigidos en La Habana por “este profesor que aclara su voz tosiendo de una manera rarísima, operación que repetirá cada cinco minutos” (alusión humorística a su amigo Fernando Martínez Heredia) 23 . En la dedicatoria de su célebre poema “Taberna”, escrito en Praga, Dalton incluye además de a la argentina Alicia Eguren (compañera de John William Cooke), a Régis Debray, a Elizabeth Burgos, a Saverio Tutino y a José Manuel Fortuni, al integrante del Departamento de Filosofía Hugo Azcuy y al miembro de Pensamiento Crítico Aurelio Alonso Tejada, quienes estaban en aquel momento junto a Dalton en Praga 24 . Su descentramiento del marxismo escolástico y especulativo de la filosofía académica no sólo los condujo entonces a vincularse políticamente con revolucionarios de otros países latinoamericanos. También los impulsó a estrechar la relación con los máximos dirigentes de la revolución cubana como Manuel Piñeiro Losada (Barbarroja) y el mismo Fidel Castro 25 . Pensamiento Crítico : Crítica desde la revolución y revolución desde la crítica Pensamiento Crítico no nace entonces del vacío. Resulta punto de llegada de toda esa gama de procesos ligados a las polémicas políticas y culturales de los años ’60, a la génesis del Departamento de Filosofía, El Caimán Barbudo , el Instituto del Libro, a la relación de los jóvenes revolucionarios cubanos con otros jóvenes, en este caso, revolucionarios latinoamericanos, y al férreo compromiso de sus integrantes con la dirección política de la revolución cubana. Su primer consejo de redacción estuvo integrado, bajo la dirección de Fernando Martínez Heredia, por Aurelio Alonso Tejada, Jesús Díaz, Thalía Fung y Ricardo Jorge Machado, quienes, en su primer editorial, sostenían que su objetivo consistía en “contribuir a la incorporación plena de la investigación científica de los problemas sociales a la Revolución” mientras, al mismo tiempo, dejaban sentado su particular modo de concebir la unidad entre la teoría y la práctica. Contra el eurocentrismo que intentaba convertir a cada nueva experiencia revolucionaria simplemente en una mera repetición lógico-mecánica de la experiencia y los cánones anteriores, ellos replicaban que “las teorías surgen o se desarrollan en el análisis de las situaciones concretas”. Paralelamente, contra el empirismo y el pragmatismo de los que pretendían simplemente atenerse a los hechos y a la práctica del día a día, argumentaban que “la formación teórica es indispensable a los investigadores”. Terminaban explayándose sobre el modelo que ellos presuponían de lo que debería ser un intelectual revolucionario: “El intelectual revolucionario es, ante todo, un revolucionario a secas, por su posición ante la vida; después, aquel que crea o divulga según su pasión y su comprensión de la especificidad y el poder transformador de la función intelectual. Si la primera condición existe le será fácil coincidir con la necesidad social”. Ya desde ese primer número aparece la defensa de la lucha armada desde un punto de vista teórico. De allí que nos encontremos con la reproducción de un

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=