Pensamiento Crítico
14 hasta qué punto pueden ser deformadores los esquemas”, identificaba esa metodología del siguiente modo: “Citar, interpretar y justificar con ejemplos. Este es el método del manual. Rompe con el criterio histórico para retornar al criterio absoluto que Marx había desechado. Sólo que lo que ahora se absolutiza son las tesis de los que liquidaron precisamente ese criterio. El manual contribuye a que surja una nueva metafísica, de la cual responsabiliza a Marx, Engels y Lenin”. En su segundo artículo del debate, Humberto Perez y Félix de la Uz, compartiendo en un todo las posiciones en defensa del manual de Lionel Soto en la polémica, explicitaron su metodología como nunca antes se habían animado a hacer los soviéticos: “Nosotros nos hemos decidido por el método que pudiéramos calificar de lógico, opuesto al histórico que se nos propone” 21 . De lo que se trataba, en último término, era de analizar la historia de la filosofía y del marxismo no a partir de un canon clasificatorio universal y ahistórico (o idealistas o materialistas...) sino a partir de la historia. Un buen ejemplo de este abordaje lo constituye por ejemplo, el prólogo de Aurelio Alonso a Historia y conciencia de clase de Lukács, donde Alonso, en lugar de definir apriori como “ortodoxo” o “revisionista”, “materialista” o “idealista” a Lukács, señala que: “La posición de Lukács se enmarca por coordenadas teóricas y ocurre en un momento de características muy especiales que no pueden dejar de reconocerse”. Gran parte del prólogo estaba encaminado a explicitar precisamente esas coordenadas y la evolución histórica del pensamiento político y filosófico de Lukács a partir de las mismas. Pero el interés del Departamento de Filosofía no podía limitarse a un radio de intervención puramente “filológico” o “académico” (como sucede en cualquier país capitalista, donde la más mínima incursión de las ciencias sociales y la filosofía fuera de la órbita académica, permitida y tolerada por el poder, resulta severamente castigada con sanciones que van desde lo administrativo, hasta el secuestro y la desaparición. Los pensadores argentinos desaparecidos son una clara prueba de ello...). En el seno de la revolución cubana el estudio de las ciencias sociales y el ejercicio de la filosofía del marxismo no se podía limitar a la academia, a riesgo de morir antes de nacer. Se trataba, entonces, no sólo de pensar y estudiar sino también de vivir políticamente la filosofía marxista , descentrando el carácter especulativo e inofensivo que ésta asumía cuando era cooptada en las academias occidentales europeas (el caso del marxismo anglosajón es, quizás, la máxima expresión actual de este fenómeno como en los años ’60 lo fueron el francés y el italiano) o cuando se convertía en doctrina metafísica legitimante en los países del Este. Ese intento por vivir la filosofía del marxismo, y no sólo “estudiarla y repetirla”, llevó a estos jóvenes cubanos a vincularse con numerosos revolucionarios latinoamericanos 22 . Uno de ellos, Carlos Fonseca (fundador del Frente Sandinista-FSLN de Nicaragua), era un asiduo lector de Pensamiento Crítico . Cuando estuvo en La Habana trabó relación con Fernando Martínez Heredia, el director de la revista. Otro de ellos, el revolucionario —integrante del ERP de El Salvador— y poeta Roque Dalton (quien publicó en Pensamiento Crítico N°48 su célebre investigación sobre la insurrección salvadoreña de 1932), en su colección de poemas y ensayos Un libro rojo para Lenin se
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