Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

60 Como no podía ser de otra manera, la lucha política llevada a cabo durante más de una década por los movimientos sociales contra la privatización y saqueo de los recursos naturales -“gue- rra” cocalera por soberanía, territorio y dignidad, “guerra” por el agua en Cochabamba, “guerra” por el gas en El Alto- fue recibi- da como mandato por el nuevo gobierno, dirigido a transformar las condiciones socio-económicas y políticas del país. La nueva agenda estatal planteaba la realización de la Asamblea Consti- tuyente, nacionalización e industrialización de los hidrocarburos, cambio de modelo económico y juicio de responsabilidades por “octubre negro”. Esta, en lo sustantivo apuntaba a recuperar la soberanía nacional, el territorio y los recursos naturales para construir un Estado Plurinacional que tuviera la capacidad polí- tica para profundizar la democracia, distribuir equitativamente el excedente, superar la extrema pobreza y constituirse en un actor internacional relevante. Estos objetivos fueron desde un inicio incompatibles con el vie- jo sistema partidario, pero al mismo tiempo irreconciliable con el dominio político, económico y militar que había logrado instalar EEUU durante más de un siglo en el país. La emergencia del mo- vimiento popular y sus demandas de transformación estatal coloca- ron a Bolivia y EEUU frente a un duelo inevitable: aquel perseguía liberarse de las formas de opresión imperial que había sufrido du- rante más de un siglo y este aspiraba a perpetuarse para mantener el saqueo, dominar políticamente el país y preservar el control so- bre su envidiable posición geopolítica en el contexto regional. El nuevo gobierno de signo “antiimperial, anticapitalista y an- ticolonial” expresado en el Estado Plurinacional, con un Presiden- te que había sido víctima de las formas más brutales de represión militar-policial con apoyo norteamericano, en su condición de di- rigente sindical de las 6 federaciones de cocaleros del Trópico co- chabambino, aplicó medidas antineoliberales destinadas a cumplir la “agenda de octubre” y el programa electoral de gobierno. La nacionalización de los hidrocarburos, energía y telecomu- nicaciones, la recuperación de las empresas estratégicas, la apli-

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