Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

53 una caracterización semejante. Y no es extraño, de otra parte, que de repente se toman decisiones repentinas o se acometen acciones que escapan a la lógica que venía percibiéndose dando la impresión de que la política no es coherente, que no responde a un diseño estratégico, sino que más bien es rehén de las coyunturas que se enfrentan o del voluntarismo presidencial. Desde luego que es imprescindible atender a todos esos referen- tes, a la hora de comprender, diagnosticar y pronosticar la acción e impacto de la política latinoamericana de los Estados Unidos. Se impone mirar con objetividad más allá del comportamiento impe- rial episódico y puntual, hacia el sistema político y económico de ese país, en su conjunto y en su movimiento dialéctico. En este sentido, los personajes que mueven la política norteamericana, y que se mue- ven dentro de ella, son los sujetos de un proceso histórico objetivo. La subjetividad que entrañan sus acciones es fundamental. Ella, sin em- bargo, se despliega en un contexto concreto, bajo múltiples determi- naciones y condicionamientos, inherentes al sistema y su lógica, que trascienden la voluntad individual. Desde este punto de vista, debe quedar claro que Trump no es el cambio; es el resultado del cambio que vive la sociedad estadounidense. Trump, más que el problema, es más bien su síntoma. La exaltación injerencista, belicista, que ma- nifiestan él y su equipo burocrático ejecutivo actual en la esfera de la diplomacia y la seguridad -Mike Pompeo, John Bolton, Mauricio Claver-Carone-, no refleja necesariamente más poder, dominio o he- gemonía, sino más recursos económico-financieros, reconcentrado en manos del complejo militar-industrial, mientras que se acrecien- tan las cifras de la pobreza doméstica, entre otros desequilibrios con- sustanciales a la naturaleza clasista, explotadora, del sistema. Comprender a los Estados Unidos y su patrón de dominación no es un ejercicio sencillo. Además de la constante actualización informativa, es imprescindible el auxilio teórico, para lo cual la concepción materialista de la historia, la teoría marxista-leninista del imperialismo, los aportes gramscianos sobre la dominación y la hegemonía, los desarrollos recientes del pensamiento crítico con- temporáneo, son referentes fructíferos.

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