Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia
49 durante el mandato de Obama, así como la acción de los movimien- tos religiosos y las nuevas coaliciones regionales promovidas en el corto período de la administración Trump, muestran la diversidad de momentos y tácticas políticas asumidas con tales objetivos. La destitución de Lugo en Paraguay y Dilma en Brasil mediante golpes de Estado de nueva factura o blandos; los resultados electo- rales en el 2015 en Argentina; la tendencia a la pérdida de espacios territoriales en El Salvador, reflejado en las elecciones municipales de 2015 y 2018; la elección de Piñera en Chile; los resultados en las elecciones en Costa Rica; la acción de aislamiento diplomático contra la Revolución Bolivariana por el Grupo de Lima; la exclu- sión de Venezuela de la Cumbre de las Américas de 2018, consti- tuyen no sólo algunos de los resultados del desprecio de los Estados Unidos por América Latina, sino que indican su decisión de rever- tir todo lo que apunte a promover un nacionalismo patriótico, una revolución o el socialismo. Como parte de la Guerra de Posiciones que tiene lugar en la re- gión, la disputa cultural y de sentidos constituye un elemento trans- versal de los diferentes espacios o frentes desde los que se lucha por el control de los gobiernos de la región, por el control de las bases sociales y de su movilización, así como por el control de los estados de opinión (Vázquez Ortíz, 2018). Desde este punto de vista, el fenómeno del cambio cultural que ocurrió en los países latinoamericanos en los últimos quince años y que modificó en gran medida el entramado de valores, actitudes y creencias de las clases y capas populares, se explica en un alto grado por el hábil manejo manipulador de los códigos culturales, lo cual logró en no pocos casos, reformular el discurso contra-hege- mónico de la izquierda para oponerlo a ella misma. Esta realidad ha colocado a la izquierda continental ante uno de sus más importantes retos: prepararse para dar la batalla contra los restauradores del neoliberalismo en el terreno de las ideas y de la cultura. En estos años quedó perfectamente claro que no basta con incorporar al mercado a millones de nuevos consumidores, como acto innegable de justicia con los que antes no podían serlo por las
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