Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

45 para el imperio, si bien su prioridad en la política exterior nor- teamericana depende de su acomodo ante el tablero estratégico internacional y de coyunturas, en una u otra etapa (Borón, 2014). Los intereses geopolíticos y geoeconómicos permanentes, unidos a la vecindad geográfica y al simbolismo que conlleva la conviven- cia en un área tan cercana, se resumen en el reconocimiento de que “tres consideraciones siempre han determinado la política de los Estados Unidos hacia América Latina: primero, la presión de la política doméstica norteamericana; segundo, la promoción del bienestar económico de los Estados Unidos; y tercero, la protección de la seguridad estadounidense” (Schoultz, 1998:17). Esta mirada se aplica hoy a la Administración Trump. Con respecto a los retos geopolíticos y geoeconómicos globales que plantean potencias como China y Rusia, la política norteame- ricana ha introducido, con Trump, reajustes que implican desde consideraciones que han llevado a decisiones como las del Tratado Transpacífico (TPP), hasta los calificativos con que se les identifica como enemigos en la Estrategia de Seguridad Nacional, al priori- zarse su enfrentamiento. La política exterior de Trump debe comprenderse como un in- tento de la potencia imperialista de frenar su crisis hegemónica y su lenta caída económica, comercial y financiera para lo cual radica- liza su discurso y sus acciones internas y externas, reafirmando la necesidad de profundizar en América Latina y el Caribe el enfren- tamiento a las políticas nacionalistas y antiimperialistas de aquellos países que defienden el control estratégico de los recursos naturales, la defensa de la soberanía nacional, el desarrollo independiente y los esfuerzos por la unidad e integración de los pueblos y gobiernos de la región. (Paz Rada, 2017). En los Estados Unidos, en síntesis, por encima de la figura pre- sidencial, del equipo de gobierno, del partido que ocupe la Casa Blanca, la naturaleza del sistema, los imperativos del Estado (o ex- presado de otro modo, la lógica del imperialismo) determinan el rumbo de la nación. Por eso es que puede afirmarse que Obama y Trump sólo han ocupado la presidencia. Sin desconocer el pa-

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