Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

40 se transformasen en detentoras de la misma riqueza poseída por la mitad más pobre de la población mundial; y la destrucción de fuerzas productivas, a través de casi medio centenar de guerras en desarrollo, multiplicó los riesgos para la paz mundial. La élite capitalista transnacional, en el marco de una coyuntura económica internacional recesiva y bajo la presión de numerosas cri- sis sistémicas paralelas originadas por el carácter excluyente del siste- ma, está actuando de forma más agresiva y unilateral -como lo ilustra la proyección de la Administración Trump-, pero a la vez de forma más hábil a través de mecanismos gubernamentales y no guberna- mentales cada vez más concertados, mediante acciones públicas y no públicas, bilaterales y multilaterales con fines complementarios, que no deben subestimarse. Las cumbres de Davos y las reuniones secre- tas del Club de Bilderberg ejemplifican este modus operandi .  Frente a las crisis sistémicas del modelo capitalista y la reconfi- guración geopolítica mundial, relacionada con la emergencia de China y Rusia como poderes renovados, la clase capitalista trans- nacional está concentrada en lograr la máxima mercantilización posible de todas las esferas de la vida, de un modo intensivo y con un claro objetivo: instalar niveles de dominio y hegemonía incon- testables, para lo cual ha tomado la decisión de derribar todos los obstáculos -estructurales, políticos, ideológicos- que se interpongan a este fin (Robinson, 2017). En el plano estructural, los Estados nacionales, tal y como exis- ten hoy, empiezan a ser obstáculos a superar para facilitar la li- bre movilidad de los capitales y el control expedito de las mate- rias primas a favor de las transnacionales. Los sistemas políticos de democracia burguesa tradicional son vistos como obsoletos, en la medida que permiten que con voto popular, ejercido de forma legítima según las reglas que otrora la burguesía defendía como pa- radigmáticas, figuras como Chávez, Lula y Evo lleguen a la presi- dencia de sus países y se transformen en líderes relevantes. Frente a esta realidad, la opción es reducir aún más los límites estructurales de la democracia burguesa convencional y crear mecanismos que aseguren al gran capital tener sus propios presidentes. Macri en

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