Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

38 Fracasados los intentos regresivos -entre otros, los golpes de Es- tado contra Chávez y el paro petrolero, en 2002-2003, la campaña desestabilizadora contra el gobierno de Evo en 2008, la intentona golpista contra Correa, el impulso al ALCA y los esfuerzos tra- dicionales de la OEA por invocar la Carta Democrática-, será la modalidad aplicada para sacar del gobierno y del país a Zelaya, el 28 de junio de 2009, unida a la intención de reactivar el sistema de bases militares en Colombia, el punto de viraje para la creación de nuevas condiciones que definieran un antes y un después, en la redefinición del proyecto de dominación estadounidense, dirigida a detener lo que se denominó “la ola rosada”, o sea, a revertir los procesos de izquierda, progresistas, antimperialistas. Curiosamen- te, ello ocurriría apenas un par de meses después de que el pre- sidente Obama hablara de “un nuevo comienzo”, de una nueva etapa, en las relaciones interamericanas, en la Cumbre de las Amé- ricas realizada en Trinidad Tobago. Ya no importaba la imagen de coherencia, confianza, credibilidad, que ofreciera el imperio en su vecindario inmediato. Su “nuevo” ropaje se definía con el lenguaje de la demagogia, la mentira y la razón cínica. Nos hallamos hoy bajo los efectos de una multifacética ofensiva contrarrevolucionaria, fruto de intereses convergentes y de esfuer- zos combinados entre las élites mundiales del capitalismo transna- cional, del gobierno de los Estados Unidos como su núcleo hege- mónico, así como de las fracciones oligárquicas y de las burguesías dependientes, entreguistas, de nuestra región (Salinas, 2017). Sin embargo, la eficacia de los instrumentos subversivos apli- cados en esa ofensiva han sido mayores debido tanto a las inex- periencias, fallas, omisiones y errores cometidos por las fuerzas de izquierda y progresistas durante los últimos veinte años, como a la supuesta superioridad intrínseca de sus portadores, los restaurado- res del neoliberalismo. Estos necesitan consolidar la percepción de que la historia continental entró en una fase regresiva e imparable a favor del capitalismo salvaje, propio de la actual fase de transna- cionalización de este sistema. Como contrapartidas principales de los denodados esfuerzos del

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