Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

23 Recuerdo perfectamente a Peredo, uno de los compañeros -hoy lamentablemente fallecido- que dirigía los servicios de inte- ligencia de Evo Morales en tiempos golpistas de la llamada “Me- dialuna” (2008-2009), cuando nos relataba con lujos de detalles técnicos (que sinceramente nunca pude terminar de comprender a fondo) cómo desde LA EMBAJADA se escuchaban todas, pero absolutamente todas las conversaciones telefónicas de Bolivia. No sólo las de las autoridades indígenas o la de los movimientos y organizaciones de izquierda, sino… ¡todas! En esos años Edward Snowden aún no había desertado de la CIA y la NSA (reveló los planes y programas informáticos de vi- gilancia global recién en junio de 2013) y por lo tanto las explica- ciones de Peredo me parecían casi futuristas o de ciencia ficción. Él nos indicaba el número exacto de segundos que había que ha- blar, e inmediatamente cortar la llamada, para no ser detectado por los programas de vigilancia de LA EMBAJADA. No dejaba de asombrarme. El big brother, totalitario y despótico, que tanto asustaba a George Orwell no lo desarrolló el comunismo sino el imperialismo norteamericano. Pero no me olvido más cómo este antiguo combatiente bolivia- no en el GAP que protegía a Salvador Allende en Chile frente a Pi- nochet, nos explicó en detalle el modo absolutamente injerencista y desfachatado -dirigiendo en forma directa las intentonas golpistas contra Evo Morales, ya desde esa época, como poco tiempo antes lo había hecho contra Hugo Chávez en Venezuela- con el cual las representaciones “diplomáticas” de Estados Unidos controlaban y ejercían su vigilancia y su control sobre el conjunto de la sociedad boliviana y sobre todos los países de Nuestra América. Por lo tanto, que Estados Unidos está detrás, en medio y por de- lante del golpe de Estado de Bolivia de fines de 2019 no me asombra en lo más mínimo. Sólo la ingenuidad, la ignorancia (lo único perdo- nable y comprensible) o una conciencia directamente comprada por los dólares mugrientos del Norte puede intentar sostener que en Bo- livia no hubo un golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales y que además, si lo hubo, no estuvo dirigido por Estados Unidos.

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