Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

196 referirse a los efectos de la nacionalización, Mann argumenta que es una oportunidad para sentar un precedente de indemnización a los accionistas estadounidenses, considerando que las grandes industrias en América Latina “son en gran parte o totalmente propiedad estadounidense”. Siguiendo el hilo de las comunicaciones oficiales de EEUU, esta documentación también muestra cómo se utilizaron políti- camente los contratos para la compra de estaño (de los que de- pendían las arcas públicas) presionando al Gobierno de Bolivia para obtener una indemnización. Así, en otro documento de ca- rácter confidencial enviado el 30 de diciembre de 1952 por el Subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos, Thomas Mann, al Administrador de la Corporación Financiera de Reconstrucción (RFC, por su siglas en inglés), McDonald, el primero sugiere que las negociaciones para un contrato de venta de estaño entre la RFC y el Gobierno de Bolivia sean postergadas hasta que sea aprobado el acuerdo de indemnización por dicho Gobierno. Y así fue... En una nota editorial del 27 de abril de 1953, se comunica que el Gobierno de Bolivia informó a la Embajada de EEUU sobre la firma de un acuerdo con el grupo Patiño que consistía en el pago de la indemnización en el lapso de un año con fondos adquiridos de la venta de estaño al Reino Unido o a una agencia de los EEUU, de los que se descontaría un porcentaje que estaría sujeto a las fluctuaciones del precio del estaño. Como colofón de esta gestión de EEUU a favor de los gran- des capitalistas de la minería del estaño en Bolivia, el 7 de mayo de 1953, el embajador de Estados Unidos en Bolivia, Edward J. Sparks, envía un telegrama al Departamento de Estado en el que manifiesta que se siente “satisfecho con el Gobierno boliviano” porque éste ha firmado un acuerdo con Hochschild y Aramayo en las mismas condiciones que el acuerdo con Patiño. Sparks con- cluye “confesando” cómo la presión de EEUU fue fundamental para que la vieja “rosca minera” hiciera de la nacionalización de las minas un buen negocio: “La insistencia de Estados Unidos

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