Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

182 tando hacia la Guerra. Hacia 1952, son cuatro mil los colombianos que llevan a Corea la bandera de su patria. Esta situación, más allá de lo anecdótico, muestra el grado de sumisión histórica de algunos mandatarios latinoamericanos a los intereses foráneos, al extremo de utilizar a pobres y campesinos como “carne de cañón” para guerras que sucedían en las “antípodas” de la realidad sudamericana. Por otra parte, en Puerto Rico, el 3 de marzo de 1952, una Asamblea Constituyente proclive a la dependencia de Estados Uni- dos, somete a una nuevo referéndum el estatus de “Estado libre y asociado” de la isla; el resultado es un 81.9% aprobatorio sobre un total de 457.572 votantes. Poco después, el 3 de julio, el Presidente Harry Truman promulga la legislación aprobada por el Congreso de EEUU, en relación al “Estado libre y asociado” de Puerto Rico, y el 25 de julio, el Gobernador Luis Muñoz Marín, proclama oficial- mente la existencia del nuevo “Estado libre y asociado”. Esta nueva condición de la isla generará tensiones, disputas y reclamos a lo largo de todo el siglo XX y hasta la actualidad. En 1954, el foco de atención en América Latina fue Centroamé- rica y, concretamente, Guatemala. Ya en enero de ese año, el Presi- dente Jacobo Árbenz denunciaba una operación conjunta de la Uni- ted Fruit Company (compañía estadounidense que controlaba gran cantidad de extensiones agrícolas y monopolizaba la producción de banano en Centroamérica) y del Gobierno de Anastasio Somoza (Nicaragua) para intervenir Guatemala. Después de varios meses de propiciar acciones armadas “antico- munistas” con el armamento y la logística de EEUU, el 27 de junio de 1954, se produce el derrocamiento de Árbenz, quien entrega el po- der al Comandante General de las Fuerzas Armadas, Carlos Enrique Díaz. El 30 de junio del mismo año, en una conferencia de prensa, el Presidente Eisenhower declara que si tratara de ocultar su satisfacción por lo ocurrido en Guatemala, estaría actuando engañosamente; por otra parte, John Foster Dulles, Secretario de Estado de EEUU, afirma, a su vez, que el derrocamiento de Árbenz constituye una “nueva y gloriosa” victoria sobre la “intrusión comunista”. Quedan así a buen recaudo los intereses empresariales de la United Fruit Company.

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