Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

181 los aspectos más relevantes de estos cuatro acontecimientos, en el marco de un relato que incluye otras facetas de la intromisión estadounidense en la región. Empezando la década, en junio de 1950, en Chile, se suscribe un contrato secreto entre empresas estadounidenses cupríferas y la Oficina Económica de los Estados Unidos, para estabilizar el precio del cobre en 24.5 centavos de dólar la libra (con el pretexto de la Guerra de Corea y con total desconocimiento de Chile), mientras el cobre producido en los propios EEUU por esas mismas y otras empresas mineras no tenía limitación oficial alguna. Las pérdidas de Chile por esta maniobra ascenderán, en el período de la Guerra de Corea (1950-1953) a unos 300 millones de dólares. Este es un claro ejemplo de la firma de concesiones y contrataciones para la explo- tación de recursos naturales estratégicos con empresas de EEUU, en condiciones lesivas al interés nacional de los países latinoamericanos y exponiendo la soberanía nacional. Por otra, cabe señalar que, el 8 de febrero de 1950 se pone en marcha la Organización de Estados Americanos (OEA), de acuerdo a las disposiciones de la Carta de Bogotá, de abril de 1948; desde su fundación, la OEA será un ba- luarte de los intereses de Estados Unidos en todo el continente. En 1951, tiene lugar un acontecimiento en un país limítrofe con el sureste boliviano que será de gran repercusión regional: el 11 de noviembre resulta reelecto Juan Domingo Perón en Argentina, re- frendando una corriente nacionalista (conocida como peronismo) que dominaría el panorama político argentino durante 30 años (de hecho, el proceso reciente que vivió Argentina no puede ser com- prendido sino en el marco de la evolución histórica del peronismo). Ése mismo año, en diciembre, el dictador colombiano, Laureano Gómez, anuncia la decisión de que Colombia se sume a la Guerra de Corea, enviando un batallón de voluntarios. Al hacer este espectacu- lar anuncio, el dictador agrega que quienes se enrolen, a su regreso tendrán toda clase de ventajas para trabajar. Así, se inscriben miles de campesinos desplazados de sus tierras y sin empleo en las ciudades; muchachos que nunca habían oído hablar de Corea, que usaban za- patos por primera vez y que apenas sabían firmar, se embarcan can-

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