Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

161 Sin embargo, iniciada la Segunda Guerra Mundial, para EEUU era de suma importancia asegurar una provisión estable de materiales estratégicos imprescindibles para la industria bé- lica, así como eliminar la influencia de los países del Eje en el continente americano. En este escenario, los intereses estratégicos estadounidenses se sobrepusieron a los intereses de la Standard, por lo que a pesar de mantener una postura de presión a la vez buscó en Bolivia un aliado, política y económicamente “estable”. Así, la conveniencia estadounidense determinó la firma de un contrato de compra-venta de estaño en octubre de 1940, al que se le sumaron al año siguiente otro de wólfram (mayo) zinc, plomo (octubre), y, en 1942, uno más de cobre y antimonio. Durante el gobierno del Gral. Enrique Peñaranda, que había sido elegido Presidente en marzo de 1940, si bien se mantuvo la misma política definida por Toro y Busch frente a la Standard, también se dio un decidido impulso a la política de acercamiento hacia EEUU iniciada por su predecesor, el Gral. Carlos Quintani- lla. Respecto a la política frente a la Standard, el gobierno expresó que seguiría con las conversaciones extraoficiales, por intermedio del Departamento de Estado de EEUU, basando su posición en: a) el rechazo absoluto de la devolución de concesiones; b) la negativa a la revisión del proceso de caducidad; c) el rechazo al arbitraje nacional o internacional; y d) el simple arreglo de cuentas post-fallo de la Corte Suprema sin carácter de indemnización. El proceso de negociación con la Standard suscitó mucho in- terés en el país, que se tradujo en peticiones de informe oral a los ministros de Relaciones Exteriores, Hacienda y Economía, Alberto Ostria Gutiérrez, Joaquín Espada y Edmundo Vásquez, respectivamente, por parte de la Cámara de Senadores y, poste- riormente, de la Cámara de Diputados, entre marzo y abril de 1941. Producto de estos hechos, el 27 de marzo, a través de un telegrama al Secretario de Estado, Cordell Hull, el embajador de EEUU en Bolivia, Douglas A. Jenkins, afirmó que creía que las declaraciones de los ministros fueron poco beneficiosas para tra- tar de lograr algún entendimiento acerca de la Standard.

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