Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia

159 de 1939 dirigido a Caldwell, expresó que seguían entendiendo que la anulación de la Resolución Suprema del 13 de marzo de 1937 era crucial para cualquier base de acuerdo. A la vez, confiaban en que se pudiera llegar a un “acuerdo amistoso” entre las partes, que significara el restablecimiento de las propiedades a la compañía, más una compensación por daños, o la indemnización. El 28 de febrero de 1939, el Presidente de la República, Tte. Cnel. Germán Busch envió una nota reservada a su Ministro Ple- nipotenciario en EEUU, Luis F. Guachalla, en la que expresó nue- vamente las condiciones para un acuerdo: i) desestimó cualquier arreglo que contemplara la anulación o discusión de la legalidad de la medida; ii) rechazó el arbitraje internacional; iii) expresó su apertura a una posible indemnización; y iv) calificó cualquier representación o reclamación diplomática del Departamento de Estado como un acto de inaceptable intervención. Claramente, las posiciones expresadas por ambas partes eran incompatibles. El 8 de marzo de 1939 la Corte Suprema de Justicia emitió su fallo. “Sin pronunciarse en el fondo del asunto declara improce- dente e inadmisible las demandas iniciadas por la Standard Oil, por falta de personería de sus representantes, absolviendo a los demandados” (Hoz de Vila, 1988: 179). Con este fallo los aboga- dos de la Standard entendieron que los recursos legales locales se habían agotado. Es a partir de entonces que el Departamento de Estado adop- tó una posición más enérgica contra Bolivia, siendo conditio sine qua non para la otorgación de ayuda económica la solución del co- flicto. Las enérgicas representaciones diplomáticas no se dejaron esperar, tal como muestran los siguientes ejemplos: i) 11 de abril de 1939: Memorándum de conversación entre el Secretario de Estado, Cordell Hull y el Ministro Plenipotencia- rio Guachalla. Hull le dijo a Guachalla: “...los dólares y centavos involucrados en la con scación [de la Standard Oil] no son nada comparados con el gran daño que implicaría para Bolivia [...] si ese tipo de actos no se corrigiera y que la amistad entre los dos países estaría en serio peligro”.

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