El Vuelo del Fénix

EL VUELO DEL FÉNIX 76 Sobre todo, en cuanto el capitalismo se presenta como la única vía posible de organización racional de las sociedades. Su justificación retórica anclada en la defensa liberal de la democracia desplaza las dramáticas consecuencias de sus efectos a los sin nombres . La po- breza, la miseria, la segregación cultural, el racismo diferencialista, el desempleo creciente se convierten en el normalizado paisaje del capitalismo histórico. Simultáneamente, las invasiones neo-colonia- les, las guerras contra el terrorismo y el narcotráfico son presentadas como respuestas necesarias al camino inexorable de la occidentali- zación del mundo. Como el resultado naturalizado y reificado de las políticas correctas. El poder político del capitalismo, ante la miseria extrema la violencia y la guerra en todos los órdenes de la vida, se propone como única consigna salvar al capital, mediante una defensa cínica de la depredación neoliberal. Su programa de terror consiste en celebrar el fin de la historia, el choque de civilizaciones y la guerra infinita contra las alteridades críticas en diversos espacios de media- ción transnacionales. La producción subjetiva y material de guerras y terror a escala globalizada se ha convertido en el nuevo principio de realidad del cinismo neoliberal. Antes al contrario, “la utopía de 1990, el fin de la historia […] murió dos veces durante la primera década del siglo XXI. Mientras los ataques del 9/11 señalaron su muerte política, la debacle financiera de 2008 señaló su muerte económica” (Hounie, 2010:14). ¿Significa esto el fracaso de los gobernadores del terror y las tinieblas? ¿Es posible construir nuevos horizontes de emancipación? ¿Tiene el pensamiento crítico las fuerzas necesarias para confrontar este apocalíptico principio de realidad? Las tendencias seculares de destrucción globalizada de los ecosistemas naturales, la intensifica- ción de las desigualdades, la pobreza y la exclusión, los paisajes cal- culados de las guerras neocoloniales por los recursos naturales y las migraciones a escala global convierten a la naturaleza y al trabajo en los enemigos del capital. Principalmente, en tanto el colapso sistémico apunta a dos ten- dencias contradictorias entre sí: por un lado, un desplazamiento de los procesos de acumulación al este y sudeste de Asia con sus conco- mitantes consecuencias, y por el otro, un cambio sistémico hacia un mundo radicalmente distinto que no necesariamente implica un mun- do mejor 11 . Ambas hipótesis son discutidas ampliamente en los traba- 11 Para Giovanni Arrighi y Beverly Silver, el caos sistémico está provocando un resquebrajamiento de la capacidad de autorganización del sistema que lo condu- ce a un desplazamiento hegemónico en los procesos de acumulación del Atlántico norte hacia el este y sudeste de Asia con consecuencias de radical incertidumbre.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=