El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 70 valor coqueteo con su modo peculiar de expresión” (Marx, 2000:30). El valor de un producto producido por el hombre es una forma crista- lizada de valor-trabajo que troquela un desplazamiento sustantivo en la obra de Marx. El cambio entre trabajo y fuerza de trabajo señala el desplazamiento que permite comprender la emergencia de la cate- goría de plusvalía en tanto la fuerza de trabajo no es una mercancía cualquiera, sino una mercancía única. En términos axiomáticos, solo la fuerza del trabajo tiene la capacidad de crear valores, de crear plus- valía. El descubrimiento científico de que los productos del trabajo, considerados como valores, son expresiones materiales del trabajo humano invertido en su producción, es un descubrimiento que no di- sipa la sombra que se cierne sobre el drama humano del trabajo en la sociedad capitalista. En la sociedad burguesa, las formas complejas del capital son presentadas en su funcionamiento dinámico, como fuerzas imperso- nales objetivadas –cuando en realidad en la rigurosa crítica de Marx se las desmitifica de su apariencia reificada y fetichista– demostrando su vínculo indisoluble con la praxis humana. El capital no reifica las leyes económicas, por el contrario, la obra demuestra la mutabilidad de las contradicciones internas de las dinámicas del capitalismo en su capacidad de proyectar decursos históricos recursivos de acción social. La economía política no es una dimensión selectiva y única de la actividad humana es una forma congelada, cristalizada y objetivada de la praxis. No es posible trascender la praxis sin realizarla, escribía Karl Marx en la Undécima Tesis sobre Feuerbach , deviniendo su re- flexividad crítica y científica en práctica revolucionaria. Pero, sobre todo, sustituyendo el concepto de ser genérico por el concepto de cla- se que implica una existencia situada en el conflicto existencial de la sociedad burguesa. Las potencialidades de la praxis humana apuntan a una posibilidad desconocida de autorrealización humana final que tendrá su cumplimiento efectivo mediante la práctica revolucionaria de construir una sociedad socialista como condición previa a una so- ciedad comunista. En nuestra época, el mercado se ha convertido en la dominante cultural que organiza los cimientos del sistema histórico capitalista, generalizándose como principio metafísico unificador de la naturale- za humana en sus distintas dimensiones. “El proceso de mercado se legitima a sí mismo a través de su objetividad, incluyendo la justicia inherente de los resultados del mercado, que nadie tiene ninguna ra- zón para cuestionar” (Altvater, 2011a:250). El capitalismo se expande superando sus barreras espaciales en donde el mercado plenamen- te mundial establece su límite. Las efectuaciones dramáticas de sus consecuencias sociales, políticas, culturales, económicas y ecológicas
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