El Vuelo del Fénix

65 Miguel Ángel Contreras Natera Mi investigación me condujo a pensar que las relaciones jurídicas y las formas políticas no pueden ser comprendidas por sí mismas, ni pue- den tampoco explicarse por el pseudodesarrollo general del espíritu humano. Esas relaciones y esas formas toman sus raíces en las condi- ciones de la vida material cuyo conjunto constituye lo que Hegel llamo, con los ingleses y los franceses del siglo XVIII, la sociedad civil. En la economía política hay que buscar la anatomía de la sociedad civil […] En la producción social de su vida, los hombres contraen ciertas rela- ciones independientes de su voluntad, necesarias, determinadas. Esa relaciones de producción corresponden a cierto grado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas relaciones forma la estructura económica de la sociedad, la base sobre la cual se levanta una superestructura jurídica y política, y a la cual responden formas sociales determinadas de conciencia. El modo de producción de la vida materia determina, de una manera general, el proceso social, político e intelectual de la vida. No es la conciencia del hombre lo que determina su existencia, sino su existencia social lo que determina su conciencia (Marx,2008:8-9). El tránsito que supone la radicalización de los contenidos del escrito Contribución a la crítica de la economía política a la grandiosa cons- trucción de El capital implica la emergencia de un nuevo campo de conocimiento científico. Marx había logrado descifrar el funciona- miento histórico en sus dinámicas esenciales quitando el velo místico que cubría sus manifestaciones aparentes en la sociedad burguesa. En este último texto, el proceso material de la producción de la totalidad histórica capitalista es rigurosamente desmontado en sus determina- ciones celulares más sencillas. En sus persuasivas palabras, “porque el cuerpo desarrollado es más fácil de estudiar que la célula del mismo” (Marx,2000:16). La fuerza de abstracción del análisis de la mercancía sirve de cimiento al fastuoso edificio filosófico-científico que constitu- ye su magna construcción donde el gusto por el detalle se enriquece con sutilezas absolutamente necesarias “como las que se dan en la anatomía microscópica” (Marx,2000:16). El principio científico que organiza su obra definirá un campo de abstracción, comparación y equivalencias entre la física y la econo- mía, entre la biología y la historia como ámbitos comparativos en sus indagaciones científicas. La ciencia en su acepción liberadora de las constricciones del antiguo régimen se convierte por derecho propio en un horizonte normativo de transformación en el programa científico- político de Karl Marx. El capital es un esfuerzo dialéctico, que nos pro- porciona una mirada spinoziana de la totalidad histórica capitalista, como una fuerza que penetra los intersticios del todo y las partes en su incesante expansión de las fronteras de la producción, tanto por me-

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