El Vuelo del Fénix
63 Miguel Ángel Contreras Natera tud difusa de proporcionar un conjunto de instrumentos (caja de herramientas) de inteligibilidad para orientar la práctica política revolucionaria. Pero, sobre todo, confrontar la convicción de la Se- gunda Internacional sobre la inexorabilidad terminal de la crisis del capitalismo, el cinismo neoliberal de la ausencia de alternativas y el fatalismo posmoderno de la desesperanza como sentido común epocal. En sentido estricto, una respuesta teórico-política a las ideo- logías de la modernidad (reforma, contención y reacción) que con- frontaron el espíritu transformativo de la Revolución Francesa. Es decir, el trípode de la socialdemocracia, el neoliberalismo y el neo- conservadurismo como ideologías que conjuran, obstruyen y clau- suran la posibilidad del cambio social. En fin, como deconstrucción rigurosa de los procesos cosificados debe penetrar la acción y el lenguaje para liberarlos del dogmatismo de la tradición heredada del marxismo. En esta última dirección, la obra de Ernst Bloch Principio de es- peranza (2007) , se convirtió en una poderosa metáfora política que recuperaba la dimensión utópica como un proceso inconcluso que siempre está surgiendo de lo real al asegurar expresamente el sentido práctico de la crítica, estableciendo una relación con la función utópi- ca de las transformaciones societales. Los espacios de experiencia que sirven de soporte a los decursos de acción social, política y cultural se deben contraponer a los plausibles horizontes de emancipación que posibilitan el kairós transformacional en curso. “Frente a ello, nos en- contramos con una excepción digna de ser tenida en cuenta cuando Marx ya no conceptúa su crítica como filosofía, sino más bien como su superación ” (Habermas,1990:232). Pero, además, el sentido reta- dor de la expresión crítica, exige desde entonces, un cumplimiento de inmediato donde “el pagaré fue saldado por vez primera en la revolu- ción francesa” (Koselleck,2007:162). El objetivo central del pensamiento crítico, es romper con el consenso liberal-burgués –en su vertiente neoliberal– que conjura las condiciones de posibilidad de la transformación global, median- te la producción de nuevas ideas que sean los cimientos de nuevos mundos posibles. La crisis del pensamiento crítico como crisis de la historicidad radica en la dificultad de representar el presente como totalidad histórica. Y esto implica recuperar la capacidad de repre- sentar la totalidad como base analítica para la comprensión de los dilemas inscritos en la reificación del trabajo y la naturaleza. Pero, también, el pensamiento crítico necesita confrontar su incapacidad de movilizar creativamente el campo de fuerzas sociales y políticas que apuntan hacia la construcción de otros mundos posibles. La desvinculación entre las organizaciones políticas y la producción de
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