El Vuelo del Fénix
57 Pablo González Casanova abierta y otra encubierta que sus colaboradores cultivan en las cien- cias normales de la dominación y de la acumulación por despojo y utilidades, que hasta con las crisis cíclicas logra hacer grandes ne- gocios. Es más, con sus colaboradores técnicos y científicos diseñan las macro-políticas de estructuración y desestructuración que con la globalización-neoliberal o estatal están llevando el mundo al borde de una guerra que sus expertos coherentes llaman, desde hace más de cincuenta años, MAD por sus siglas en inglés: mutual assured des- truction (destrucción mutua asegurada), siglas que en inglés signifi- can “loco”. Hoy, el mejor homenaje a El Capital de Marx consiste en actuali- zar la crítica de las ciencias “normales” que el sistema emplea y que ocultan el nuevo curso de la plusvalía así como las nuevas formas de dominación, despojo, y expansión para el dominio de los recursos na- turales y los mercados. La dramática situación –a que semejantes políticas llevan– co- rresponde a la actual organización del trabajo y la vida, ya sin ningu- na esperanza de civilización y progreso, mitos éstos que contradicen su incontenible vocación por la rapiña abierta y encubierta, legal e ilegal, que amparada por una ideología cínica o escéptica, con falsos argumentos biológicos, sostiene que “así es la vida”, atribuyendo en todo caso a “la naturaleza humana” virtudes y defectos innatos de los que dependen el éxito de unos y el fracaso de otros en lo empresarial, lo militar, lo político y lo mediático. En su argumentación central, que es apologética de la enorme parte del “sistema mundo”, que en- cabezan ponen como modelos del éxito a las democracias que los ricos y poderosos impulsan para incrementar su poder y sus nego- cios, al tiempo que recurren a estrategias intervencionistas de golpes “duros” y “blandos”. Todas sus políticas derivan en gobiernos parecidos a los fascistas y que con gran desparpajo se dicen democráticos. Es más, los amos del sistema atribuyen también los éxitos que tienen a su ejemplar “demo- cracia”. En cuanto a sus intervenciones en todos los continentes sos- tienen que son defensivas y humanitarias, defensivas de “terroristas radicalizados” y solidarias con los pueblos que defienden la libertad y la democracia enfrentando a dictadores inescrupulosos y anticuados. El colmo es que creen en sus mentiras y se las hacen creer a bue- na parte de sus pueblos, en todo lo necesario para –con la violencia y la corrupción– seguir dominando. Hoy la mejor forma de pensar y actuar en la lucha de clases y en la lucha contra el imperialismo, consiste en enfrentar las luchas empresariales, políticas, militares, e informáticas, con las luchas por una más eficiente estructuración de las fuerzas emancipadoras y de
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