El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 56 otro, estarían condenados a morir. A todo esto, y el terrorismo con la venta de armas, y con el narcotráfico, añaden una disminución legal de los impuestos a los pudientes y una colosal evasión de impuestos, combinadas con los paraísos fiscales y los jugosos intereses de las deu- das nacionales impagables, que legalizan las nuevas formas en que se esconde hoy la acumulación por despojo. La destrucción global de la moral social afecta gravemente a países enteros en los que se levantan de vez en cuando mujeres y hombres de temple enloquecidos de coraje, o enfermos de dolor, o terroristas enloquecidos o a sueldo, cuyo comportamiento lleva cada vez más en metrópolis y periferias a un hasta aquí del sistema, que ya no sólo afecta a la humanidad ni sólo pone un límite a la propia reproducción ampliada del capital, sino que vive una crisis de todas sus soluciones a la crisis. Frente a ella los dirigentes y beneficiarios del poder imperante, con sus intelectuales y publicistas, guardan un comportamiento sui- cida, en que se niegan a reconocer el carácter terminal de un sistema cuyo atractor principal y cuyos valores e intereses son la maximiza- ción de poder, riquezas y utilidades. En su ciega codicia sólo piensan en términos de “su empresa” o “su función” y en nada les importa saber que de seguir dominando y acumulando a costa de la huma- nidad y de la tierra morirán todos ellos, junto con sus familias y sus hijos. En ningún momento les preocupa la humanidad ni sus hijos: primero son ellos... El conocimiento prohibido, en la sociedad del conocimiento y del desconocimiento, descalifica en todo lo que puede el conocimiento de la verdad. Afirma que todos los horrores anunciados por la inmen- sa mayoría de las organizaciones científicas son inventos. Al mismo tiempo sus voceros o publicistas descalifican como “catastrofistas”, incluso a aquéllos que no luchan por otra organización del trabajo y de la vida. Abandonar la persistencia en engañar y en engañarse les resulta imposible. Su apego, un engaño que es también autoengaño, los lleva a pagar por no decir la verdad, y a perseguir a quienes la dicen. Al mismo tiempo acusan a sus víctimas de protestar sin base y de “no ver sino lo que está mal”, o de ser frustrados “catastrofistas”. Así se ocultan a sí mismos –totalmente y con plena convicción– que están ar- mando un mundo en que el narcotráfico y el terrorismo son las fuen- tes principales de ingreso mundial, junto con los jugosos y eficientes negocios armamentistas y financieros que vienen de las guerras que ellos mismo fabrican. El Estado y el sistema de poder y negocios, llámense o no “com- plejo empresarial-militar-político y mediático” tienen una estructura
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=