El Vuelo del Fénix
53 Pablo González Casanova descubrir la propia historicidad de la acción revolucionaria, y anun- ciar la historicidad por venir del sistema capitalista, y de una lucha revolucionaria que da cada vez más importancia a la democracia del pueblo trabajador y soberano así como a la justicia social y personal, y que respeta las diferencias de religión, edad, sexualidad, y hace de la libertad una bandera de carácter esencial, radical en el socialismo, sin que por ello deje de verse en contradicciones internas a enfrentar, y en las que el enemigo, esperando que por sí solas aumenten, las atiza con ocultamiento de bienes de consumo, inflaciones, devaluaciones, sus- pensión de vuelos, actos de protesta pacífica con asesinos a sueldo de “resistencia armada” que ponen en llamas a uno que otro “ciudadano” atribuyendo sus propias fechorías al gobierno que pretenden derrocar. La versión del Imperio sobre estos hechos criminales atribuidos una y otra vez al gobierno es coreada por todos los canales y medios de información del mundo, los que al mismo tiempo, nunca o rara vez mencionan a los dictadores millonarios que por la fuerza derrocaron a gobiernos elegidos por sus ciudadanos. El proyecto revolucionario de nuestro tiempo, desde el inicio de la Revolución Cubana, se ha enriquecido y continua enriqueciéndo- se con nuevos valores y metas, aportados por el hombre colonial o dependiente, por las minorías étnicas, por la juventud, por las mu- jeres, por los homosexuales y transexuales, así como por los intelec- tuales comprometidos con el nuevo movimiento creador que tiene como meta la participación de todo el pueblo –y que en gran medida la impulsa de día y de noche– para la defensa de lo alcanzado y para construir otra organización de la vida y el trabajo en el mundo, cuyo propósito es que sea cada vez más libre, más justa y más estructurada como pueblo-gobierno. En ella los nuevos movimientos liberadores están conscientes que sobre su futuro pesan las políticas contra-revolucionarias, des- estructuradoras de su moral e independencia, con unas que obedecen a necesidades elementales y otras que provienen de los negociantes del mercado negro, y de los publicistas y terroristas del imperio. Ante peligros actuales y futuros los nuevos gobiernos-pueblos – como en Cuba– practican una política de información y diálogo que –sin servir al enemigo– fortalezca la comunicación, la información, la pedagogía y claridad de los mensajes para la organización y la acción de pueblos y gobiernos. Desde estas experiencias, leer hoy El Capital nos lleva a una críti- ca del mundo en que vivimos, y a propuestas alternativas que no va- mos a encontrar con la simple lectura de la obra, sino que nos inducen a concretar el método científico y crítico de ese y otros clásicos, desde Marx y su escuela, y al mismo tiempo nos llevan a conocer y enjui-
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