El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 50 y personal, y su práctica indeclinable– corresponden al verdadero so- cialismo y comunismo. El esencial planteamiento de la moral de lucha, cooperación y compartición lo haría Martí, a fines del siglo XIX, y Fidel en el XX, y a ellos seguirían los nuevos movimientos revolucionarios de los ma- yas zapatistas y de los verdaderos revolucionarios venezolanos. Desde nuestra América, la moral de todos como medio y meta constituye un referente universal. Pero volviendo a Hegel en este ir y venir del descubrimiento de la dialéctica y de las relaciones contradictorias, el gran filósofo concretó más sus planteamientos teóricos al incluir en su filosofía las relacio- nes entre el amo y el esclavo. En estos análisis planteó los problemas del poder y de la libertad, del poder y de la fuerza de la persona y del pueblo, que no pueden ser libres sino esclavos, a menos que estén dispuestos a arriesgar su vida, decisión que en términos menos claros constituye el verdadero origen de la libertad concreta de un hombre o de un pueblo, y que Marx llevaría a la rebelión contra el Estado y contra el sistema capitalista, que someten y explotan a los despojados. El descubrimiento de Marx, de ayer a hoy Entre las múltiples variaciones que se dan en siglo y medio, tal vez una de las más importantes sea considerar en este ensayo la de las revoluciones y los levantamientos. Un nuevo tipo de revoluciones, distintas a las esperadas en los países más desarrollados, y distintas a las marxistas-leninistas inicia- das en 1917, surgió en 1959 con la revolución cubana, a la que han se- guido los extraordinarios movimientos emancipadores de los pueblos mayas del sureste mexicano y de la República venezolana, que con la organización de la conciencia, los conceptos, las palabras, la moral y el poder del pueblo luchan por profundizar el proceso pacíficamente, en todo lo que puedan. El nuevo carácter revolucionario muestra objetivos comunes, y otros que varían según tengan mayor o menor presencia los traba- jadores agrícolas, industriales y de servicios. En general –y tomando como ejemplo el movimiento zapatista– se da una prioridad especial a la pedagogía de la liberación, a la cultura personal y general, a la moral y el poder organizado y distribuido entre pueblos y colectivos, con coordinadores del movimiento a distintas escalas, desde los para- jes o barrios de la aldea o la ciudad, hasta la nación, los continentes, y el mundo. En una perspectiva regional, y más amplia, todos los colectivos desempeñan papeles de comunicación–información–organización, y se distinguen por tener pocas y múltiples interacciones y responsabi-
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