El Vuelo del Fénix

49 Pablo González Casanova La causa, el medio y el objetivo, como se ve, se volvieron produc- to de relaciones contradictorias en que la verdad –cuando aparece– no se encuentra en la tesis ni en la antítesis sino en la relación que en la síntesis se alcanza y que a su vez es contradictoria, con todo y sus logros, que pueden ser inmensos como lo fueron en Rusia y China, por ejemplo. En la crítica de las ideas y los conceptos, y en la elaboración de la dialéctica idealista, Hegel constituyó un pensamiento que echaba abajo el monoteísmo cognitivo a que el dictador o líder autoritario invocan y cuyo pensamiento dicen representar. Hegel des-cubrió esa dialéctica en el curso de las ideas, de los conceptos, de los razona- mientos que en su pensar idealista son los que determinan los fenóme- nos reales y materiales. Pero, Hegel, con todo y mantenerse en el campo idealista, que se basa en la argumentación crítica de los conceptos, y que entre grandes diferencias de la metafísica y la filosofía, los cristianos heredaron de los griegos, hizo un gran descubrimiento que más tarde fue negado por el propio Hegel, cuando, ya viejo y conservador, atribuyó al em- perador de Prusia la facultad de resolver los problemas humanos… si actuaba como “un emperador bueno, moral”. El lamentable recurso del anciano filósofo a “la autoridad” y a “la moral” del poderoso, del “uno” –del Estado prusiano en su caso–, como capaz “si era moral o bueno” de resolver los problemas de “los muchos” y hasta de “todos”, daría más tarde lugar al colérico ataque de buena parte de la izquierda, que pensando también en términos de “lo uno”, muy a menudo enfrentó la sociedad al poder en una dialéctica superficial, identificando123456 la moral metafísica con el concepto metafísico del poder, y descalificando a la moral en todo y para todo. Muchas corrientes socialistas y anarquistas –con pa- recidos conceptos explícitos o implícitos– separarían y debilitarán gravemente el actuar de todos y para todos aislado de la moral de las clases oprimidas y de los pueblos. Y si eso por supuesto no se debió a Hegel, obedeció a una creencia que muchos líderes de la izquierda no lograrían erradicar y que tanto daño hizo y hace a los movimien- tos emancipadores. Es más, la visión de la moral como comportamiento del individuo llevó a Marx y a numerosos marxistas, a no emplear sino raras veces o nunca, esa palabra, ni a ahondar en su carácter fundamental de fuerza colectiva para consolidar el poder y lograr el triunfo en la lucha de los trabajadores y de los pueblos por un mundo en que florezcan y prevalezcan la libertad de personas y colectividades, la justicia indivi- dual y social, y la democracia de los ciudadanos, los trabajadores y las colectividades, como objetivos y valores que –con la moral colectiva

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