El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 48 Venezuela de “dictadura” por no practicar la democracia de los escla- vistas y sus furibundos herederos. Tras esta breve visión de las luchas de abajo y de los de abajo que se hicieron presentes en la Revolución Francesa y que las nuevas y viejas clases de la burguesía y la aristocracia le arrebataron al pueblo, es necesario irse al antiguo imperio austro-húngaro, y reparar en el idealismo crítico de Kant y sus sucesores para entender cómo se dio en la filosofía y en las ciencias en que Marx se educó, y a las que Marx se enfrentó en un creciente acercamiento a los proletarios víctimas de una revolución que se volvió burguesa. La rememoración de ese ayer puede permitirnos entender mejor sus semejanzas y diferencias con la historia de este hoy. Es el caso que Kant –y su importante escuela– cobró distancia de Dios al distinguir, los “fenómenos” de los “noúmenos” –palabras y conceptos ambos, que le sirvieron para afirmar que los seres hu- manos sólo pueden conocer los “fenómenos”, y no los “noúmenos” –. Semejante tesis significaba también que el ser humano no puede conocer las causas, y tan sólo tiene la capacidad cognitiva de hacer la crítica de la razón pura, de la razón práctica, y del juicio. Es más, Kant declaró que no es ciencia la que para conocer no se funda en las matemáticas, a las que Newton había hecho nuevamente respe- tar como esenciales al conocimiento científico. Para Kant no hay ciencia si no hay matemáticas, cuando de hecho puede no haber ciencia bajo el manto de sofisticados modelos matemáticos. En rea- lidad se puede mentir con los conceptos, con los números y signos del álgebra. Con todo su nuevo idealismo crítico, Kant dejó a Dios tranquilo. Reflejó lo nuevo del mundo con la idea de que el ser humano, en su ciencia, sólo es capaz de criticar y contar. Eso sí en el orden de las creencias Kant aceptó la existencia de Dios, pero afirmó que no creía que Dios fuera la causa de todo. Y desde luego Kant, como gran filóso- fo, quedó sujeto a una creencia no reconocida, escondida. De su cepa surgió toda esa escuela del idealismo crítico en la que Marx se forma- ría y a la que enjuiciaría y derrocaría. Hegel, discípulo de Kant, fue más lejos que Kant. Puso al descu- bierto una dialéctica de las ideas y de las categorías en que las rela- ciones contradictorias parecieron comprender al ser, al conocer y al resolver. En su gran revolución epistemológica y ontológica frente a “ lo uno ” como “la causa ”, Hegel planteó las contradicciones entre “dos” como “relaciones dialécticas” propias de la confrontación, evolución y solución, características de lo que en el razonar son la tesis, la antíte- sis y la síntesis, es decir de lo que en la filosofía tradicional se conocía como la “causa eficiente” para lograr un objetivo.
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