El Vuelo del Fénix

439 Néstor Kohan tante, porque este hombre había intentado hacer una síntesis muy sui géneris de marxismo, de psicoanálisis, del pensamiento de Nietzsche, ya desde la década de 1920. Los temas clásicos, que se vana poner “de moda” en la década de 60, en Europa con el mayo francés, este inten- to de cruzar a Marx con Freud, y ver la civilización contemporánea como represora, que Herbert Marcuse – gran teórico de la escuela de Frankfurt – , venía reflexionando sobre eso, y ese discurso crítico y ra- dical se difunde como reguero de pólvora en los sesenta... Marcuse ya estaba exiliado en Estados Unidos, vuelve a Berlín, tiene conferencias masivas con los estudiantes rebeldes, y habla de Marx y de Freud, y del Che Guevara. Pero todos esos discursos que empiezan a circular en los sesenta: Henry Lefebvre que también cruza Marx con Freud y Nietzsche, con una mirada humanista, anti-fetichista, contra la bu- rocracia, contra la tecnocracia. Todos estos discursos que se ponen de monda en la década de los sesenta, y que acompañan las grandes rebeldías de la época, Deodoro Roca en Argentina, los venía bosque- jando en la década del veinte, aislado del mundo. El tipo no había salido nunca de Argentina, ni siquiera a la capital. Y el Che Guevara, por casualidad absoluta, por ese azar de la vida, cayó a vivir al lado de esa casa, se vinculó con el hijo, y se nutrió en gran parte de esa biblioteca. Yo tuve acceso a esa biblioteca porque hice un libro sobre el pensamiento de Deodoro Roca y me metí en su biblioteca, y vi los libros que había leído el joven Guevara. Entonces, mucho antes de conocer a Fidel Castro, mucho antes de la Revolución Cubana, el Che ya tenía esas inquietudes, que le llegaron por vías muy diversas, pero una de ellas fue esa biblioteca, donde aparecía Marx, aparecía Freud, aparecía Nietzsche; Nietzsche leído no en clave nazi anti-semita, sino en clave crítica de la cultura. Después a los 17 años, dos años después de este primer encuen- tro, se pone a elaborar un diccionario de filosofía, no a leer, a escribir, a los 17 años; osea, un personaje interesante ¿no? Cualquier joven a los 17 años, en el mejor de los casos, se pone a estudiar, no a escribir un diccionario. Y entre las notas y los artículos monográficos que em- pieza a escribir el Che – no el Che, en esa época era el joven Ernesto Guevara – , hay una palabra que es marxismo, otra que es dialéctica, otra que es Freud; y bueno, se pone a leer biografía de estos pensado- res. Hay una inquietud teórica, un muchacho de 17 años que se pone a bosquejar un diccionario de filosofía, cruzando discursos que al día de hoy en el 2014 todavía cuesta cruzar, realmente era un joven con características muy singulares. Después están sus famosos viajes por América Latina. También por los famosos azares para en la casa de Hugo Pesce, en el Perú, médico comunista, que era otro personaje muy especial porque en

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