El Vuelo del Fénix
421 Néstor Kohan el marxismo en América Latina. Yo creo que el gran desafío pendiente es rescatar la propuesta de José Carlos Mariátegui y esa tradición de pensamiento, de empezar a construir un marxismo desde América La- tina, o un marxismo militante desde América Latina, un marxismo de Nuestra América, que recupera a Marx, pero con nuestros problemas y nuestros intereses. Te voy a dar un ejemplo empírico, bajado a tierra. Hay un núme- ro importante de supuestos conocedores de Marx, algunos eruditos otros no tan eruditos, que terminan interpretando El Capital de Marx como una teoría netamente económica, según al cual el capitalismo prescinde de la violencia, las relaciones de valor y las relaciones de capital tendrían autonomía absoluta al margen de las relaciones de poder y de fuerza entre las clases sociales; y así interpretan El Capital , porque es una lectura posible. Bueno, interpretarlo de esa manera presupone una operación quirúrgica, tremenda, que es hacer abstrac- ción – hablo de mi país Argentina – de nuestros 30 mil compañeros y compañeras desaparecidas. Decir que El Capital de Marx no le otorga ninguna importancia a la violencia en la historia, que El Capital sólo habla de relaciones de valor y de capital, del mercado y de relaciones de producción, sin poder, sin ejercicio de las fuerzas materiales, sin violencia, sin disci- plinamiento, sin vigilancia, sin control, en una relación puramente económica, presupone dejar fuera la historia de Argentina, de Nues- tra América, de las dictaduras militares, de los desaparecidos... bue- no, yo no estoy dispuesto, creo que teóricamente es ilegítimo, teóri- camente es injustificado, además no es deseable y no estoy dispuesto a hacerlo, no puedo leer a Marx prescindiendo de los desaparecidos. Tendría que prescindir hasta de la historia de mi familia, me parece demasiado alienado – utilizando aquí la expresión alienado irónica- mente – , leer a Marx borrando a quien lo lee, borrando su historia personal, familiar, comunitaria, colectiva, no podemos interpretar El Capital haciendo abstracción de los procesos de desaparición de mi- les de personas. ¡Desaparecerlos!, no fue una cosa mágica, la gente es asesinada, torturada. Bueno, ¿el marxismo tiene algo que decir sobre los desapareci- dos? ¿o no? Yo creo que tiene mucho para decir. El que esté dispuesto a leer a Marx prescindiendo de eso, bueno, puede ser, yo entiendo que quizá un sueco tenga ganas de verlo de esa manera; no puedo com- prender que un argentino, un chileno, un uruguayo, un latinoameri- cano, se esfuerce en hacerlo así ¡y mirá el esfuerzo que hay que hacer para leerlo así! Es como querer habitar en un país del Caribe, donde lo normal es que haga de 35° para arriba, y prescindir del calor. Podemos hacer el ejercicio, pero a mí no me interesa dejar de lado la historia de
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