El Vuelo del Fénix

EL VUELO DEL FÉNIX 410 sociedad de funcionarios, los funcionarios por definición son vita- licios, no peden ser despedidos. En realidad un funcionario no es propiamente un asalariado, de hecho no los suelen proteger en los convenios colectivos de los sindicatos. El funcionario es un propie- tario, un propietario de su función, yo soy profesor de universidad y no me pueden despedir. Me pueden en todo caso expedientar y expropiar mi propiedad, porque yo soy propietario de mi función. Podríamos imaginar una sociedad de cargos y funciones, en lugar de propietarios de medios de producción y de tierra. No sé. Sería una solución. Claro, repartir la propiedad no es exactamente la idea de pro- piedad que combate el marxismo. El marxismo combate la propie- dad privada de los medios de producción que hipotecan la vida de la población porque van a depender de ellos. Pero no está dicho que el marxismo tenga que ser necesariamente incompatible con la pequeña propiedad de un campesino. Por ejemplo, habría que decir que Sta- lin generó un desastre humano monumental al expropiar la pequeña propiedad de los campesinos rusos, al acabar con la NEP que había respetado la pequeña propiedad. Es decir, tampoco está dicho que los marxistas, ni los socialistas, ni los comunistas, tengan que ser enemi- gos de la pequeña propiedad de medios de producción. Sin necesidad de convertir todo en pequeñas propiedades, pues se pudiera hablar como dijimos de una sociedad de funcionarios, o bien de otra cosa. ¿Por qué lo que colectivizamos no es el producto interior bruto y re- partimos una renta básica? ¿Por qué no extraemos de los excedentes de producción para la población de tal manera que todo el mundo pueda desconectarse en cualquier momento del mercado de trabajo si así lo desea y vivir por su cuenta? Es otra solución. Es decir, cuando se habla de la propiedad no estamos hablando del diablo, no debemos pensar eso. Debemos pensar que la pequeña propiedad es compatible con el marxismo, y que además hay bastantes formas de conseguir lo mismo que los pensadores ilustrados ataban al concepto de propiedad por otros caminos. Es verdad que en tiempos de Robespierre no había tutía pero ¿por qué? Porque en ese momento la mayor de la población, el 99% de la población eran campesinos. Entonces, ¿a Robespierre qué se le ocurre? Pues una reforma agraria y repartir la tierra, lógicamente. ¿Pero cómo repartes actualmente en pequeña propiedad una mina de carbón? ¿O una plataforma petrolí- fera? ¿O una fábrica de coches? No puedes. No puedes repartir y que a cada uno le toque un trozo de fábrica, entonces no hay más remedio que pensar en propiedad colectiva. Y es por eso que Marx opta por la propiedad colectiva, pero eso no quiere decir que esté en contra de la propiedad, más bien está a favor de la propiedad. Lo que dice es que el

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