El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 378 87. La razón es muy sencilla: porque el Estado no es capaz, de un día para otro, de asumir la gestión de todas esas empresas: no tiene ni los recursos económicos, ni la experiencia empresarial requeridas. Ja- más debemos perder de vista, sin embargo, que las empresas capitalis- tas puestas en esta situación van a intentar, constantemente, reducir el peso de dicha “condicionalidad socialista”. A su vez, el gobierno revo- lucionario, con la cooperación de los trabajadores y las comunidades, va a tratar de introducir más y más características socialistas en esas empresas. Existirá, por lo tanto, un proceso de lucha de clases en el que unos intentarán recuperar el terreno perdido volviendo al pasado capitalista y otros avanzar en la sustitución de la lógica del capital por una lógica humanista y solidaria que permita a todos los seres huma- nos su pleno desarrollo. 88. En general, de lo que se trata es de ir avanzando hacia una propiedad cada vez más social de los medios de producción, sin negar el papel que puede jugar la pequeña propiedad privada. Poner en práctica un modelo de desarrollo que respete la naturaleza 89. Otra de las grandes tareas que tienen nuestros gobiernos es la de poner en práctica un modelo de desarrollo económico que no se base en la explotación indiscriminada de los recursos naturales como lo señala Marx en el El capital 13 , sino que vaya restableciendo gradualmente ese necesario metabolismo entre los seres humanos y la naturaleza. Resolver la pobreza y respetar la naturaleza 90. Esta es una tarea nada fácil. El gran dilema que tienen por de- lante es cómo sacar a sus pueblos de la pobreza y responder a sus necesidades básicas por siglos postergadas, y hacerlo respetando a la naturaleza. Pretender un “crecimiento cero”, como algunos proponen, para evitar el consumo de energía contaminante y sus consecuencias degradantes del medio ambiente, significaría congelar las actuales desigualdades existentes entre los países ricos y los países pobres. Es muy fácil pedir a los otros que no crezcan cuando se tienen satisfechas las necesidades propias. 13 Al crecer incesantemente “la población urbana [...] perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra”. “[...] todo progreso de la agricultura capitalista no es sólo un progreso del arte de esquilmar al obrero , sino a la vez en el arte de es- quilmar el suelo [...]. La producción capitalista, por consiguiente, no desarrolla la técnica y la combinación del proceso social de producción sino socavando, al mismo tiempo, los dos manantiales de toda riqueza: la tierra y el trabajador” (Marx, 1975: 612-614).
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