El Vuelo del Fénix

355 Franz Hinkelammert mus se hace aquí parte de una muy extendida crítica a Marx, que a la vez refleja la tendencia de casi toda crítica dominante hoy al socialis- mo. Para esta crítica Marx es simplemente una “no-persona”. Se trata de la crítica anticomunista a Marx: quiere ser como Dios. Eso empieza con la tesis que afirma que la reflexión de Marx sobre el ser humano como ser supremo para el ser humano es una “empresa de divinización del ser humano” y que con eso ha asumido “características de las religiones tradicionales”. Sin embargo, el texto de Marx dice expresamente lo contrario. Según Marx el ser supremo para el ser humano precisamente no es ningún dios, sino sencillamente el ser humano mismo. Pero tampoco el ser supremo es presentado por alguna persona humana o divina, que representaría este ser supremo, sino cualquier persona humana en cuanto tiene un comportamiento humano. Todo es una llamada al humanismo y eso significa aquí una llamada a hacerse humano. Entonces por supuesto aparece la pregunta: ¿qué es este humanismo para Marx? Camus ni siquiera hace esta pregunta. Pero nosotros te- nemos que hacerla. En vez de hacer esta pregunta, Camus procede en términos com- pletamente dogmáticos. Sencillamente nos comunica, que Marx quie- re divinizar al ser humano. Sin embargo, ni nos dice ni aquí ni en todo el libro, qué tipo de dios él imputa a Marx. Él no hace ni siquiera la pregunta, porque le parece tan peligroso, que alguien quiera ser como Dios: el dios de Napoleón, el dios de Hitler, el dios de Reagan o de Trump, el dios de los teólogos de liberación, el dios de Dietrich Bonho- effer o de Karl Barth o algún dios de la india o cualquier otro. Camus se comporta como si todos los dioses fueran lo mismo. Camus publica el libro que aquí comentamos, en el año 1951. Algunos años antes publicó una obra de teatro con el título “Calí- gula”, el nombre de uno de los más crueles y más perversos empe- radores romanos. Supongo, que también Camus cree que Calígula se transformó en lo que era, porque quería ser como Dios y como emperador romano se lo consideraba efectivamente como Dios y lo veneraban como tal. Parece que Camus quiere insinuar que Marx en realidad aquí anuncia su intención, de hacerse igualmente como Dios y por eso dar luz para algún nuevo Calígula. Eso corresponde realmente a una muy amplia manipulación de opiniones de parte de la derecha. Por eso puede decir hacia el final de su libro sobre los anarquistas rusos, en contra de los cuales se expresa Kaliayev y sus hermanos: Por falta de algo mejor se han divinizado y con eso empezó su mi- seria: estos dioses tienen ojos ciegos. Kaliayev y sus hermanos del

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