El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 354 darios de la bestia se inclinan frente a la bestia y gritan: ¿Quién como la bestia? (Ap 13,4). Según el texto, todos se inclinan frente a la bestia. Pero es claro, que para ellos la bestia es Dios y ellos no la llaman bestia, sino que la llaman Dios. Por lo tanto, pronuncian la misma pregunta como antes había preguntado el ángel Miguel: ¿Quién como dios? Pero su respuesta es diferente, expresa lo contrario. Es la respuesta de la auto- ridad, es: nadie es como Dios. Con esto todo se da vuelta. Nadie es como Dios, es decir, nadie como la bestia. Nadie debe querer ser como Dios. Pero pronto se en- tiende que hay una excepción. Es la autoridad del emperador. El em- perador y sus representantes son la autoridad, que es como Dios. De eso sigue: quien quiere ser como Dios, quiere ponerse en el lugar de la autoridad legítima existente, quiere el poder absoluto, quiere el caos, quiere ser déspota. Según Camus, quiere ser un nuevo Calígula. El pensamiento de Marx y el ser supremo para del ser humano en Camus Tanto en Goethe como también en Feuerbach aparecía el ser humano, que es el ser supremo para el ser humano, como una imaginación unívoca de lo que es lo humano. Marx en cambio ya sostiene que eso no es necesariamente así. Puede ser también la imaginación de la in- humanidad y tener a esta como su imagen 6 . Pero en todos los casos es este ser humano como ser supremo para el ser humano, la imagen del ser humano, en el cual éste se puede reconocer de alguna manera. Camus muestra para este problema una incomprensión radical correspondiente. Dice: El ateísmo marxista es absoluto. Pero, no obstante, vuelve a poner al ser supremo al nivel del hombre. La crítica de la religión lleva a la doc- trina de que el hombre es el ser supremo para el hombre. Desde este punto de vista, el socialismo es una empresa de divinización del hom- bre y ha tomado algunas características de las religiones tradicionales (Camus, 1978: 179). Quisiera enfrentarme un poco más extensamente con esta cita de Ca- mus. No se trata simplemente de la opinión de Camus, sino que Ca- 6 “Conviene estudiar en detalle estos asuntos, para ver en qué es capaz de convertir- se el burgués y en qué convierte a sus obreros, allí donde le dejan moldear el mundo libremente a su imagen y semejanza” (Marx, 1996: 639 Tomo I) Aquí la palabra imagen se usa en el sentido como visión desde las relaciones de la vida real, que en este caso son las de la burguesía misma. Se puede entonces entender fácilmente, cual Dios se crea esta burguesía cuando inventa un Dios celeste.
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