El Vuelo del Fénix
339 Franz Hinkelammert nombre de un humanismo de la praxis: “echar por tierra todas las relaciones en que el ser humano sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable.” En las otras dos llamadas éstas se ha- cen en el nombre de Dios, para el cual aquél, que hace la llamada, es un ungido de Dios y en ambos casos del dios Yahveh. Eso sig- nifica, que la acción, que se anuncia, se origina en Dios. En Marx, sin embargo, se origina en el ser humano mismo. Dios se ha hecho humano, se ha hecho hombre. Marx establece una nueva relación entre la primera y la segunde parte del llamado. Lama el ser humano el ser supremo para el ser hu- mano y sigue que “por consiguiente”, se tiene que pasar forzosamente a “echar por tierra todas las relaciones en que el hombre sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable.”Al pensarse el ser humano como ser supremo para el ser humano, el ser humano “hu- millado, sojuzgado, abandonado y despreciable” pasa al primer lugar. Que el ser humano sea el ser supremo para el ser humano significa necesariamente a la vez que el ser humano “humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable” ocupe el primer plano. Esta diferencia se podría describir por una expresión de Dietrich Bonhoeffer: en la llamada de Marx se hace la llamada en un “mundo con mayoría de edad”, ya que se dirige a personas “con mayoría de edad”. El mundo, en el cual ocurre la tercera llamada, es otro mundo diferente que el mundo en el caso de las dos anteriores. Por eso la llamada de Marx puede ser definitivamente universal. Cada cual se puede entender en los términos de esta tercera llamada, sin diferencia de religiones o inclusive de posiciones ateas. No aparece ninguna dife- rencia específica entre religiones o ateísmos. Por eso llama mucho la atención la posición de Bonhoeffer en sus cartas publicadas en el libro: Resistencia y sumisión 1 . Allí dice: Yo trabajo para acercarme paulatinamente a la interpretación no-reli- giosa de los conceptos bíblicos. Yo veo la tarea, aunque no veo todavía mi capacidad de solucionar esta tarea (Bonhoeffer, 2005: 191). Me parece evidente que la formulación que hace Marx es precisamen- te en el sentido de Bonhoeffer; es decir, de una “interpretación no- religiosa” de un concepto bíblico. Bonhoeffer llama a este mundo con su “mayoría de edad” un mundo “ etsi deus non daretur” (como si no hubiera Dios), y añade: 1 No tengo acceso a la edición española del libro. Por eso lo cito, traduciendo de la edición alemana. Norbert Arntz, a quien agradezco, me dio la idea para la siguiente ampliación de las posiciones de Dietrich Bonhoeffer.
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=