El Vuelo del Fénix
335 Franz Hinkelammert invisible. Esta posición de Wittgenstein sobrevive hoy todavía en casi todas las ciencias empíricas. Directamente la asume el fundador de la tal llamada teoría del capital humano Gary Becker. De Gary Becker la tomó Foucault y muchos otros. De hecho, en el campo de ciencias sociales el mismo Max Weber afirma tesis parecidas. Con esta visión del mundo se puede construir bombas atómicas, pero no se puede impedir la guerra atómica. Para impedirla, hay que tomar en cuenta este mundo invisible en toda su complejidad. La capacidad de construir una bomba atómica presupone la abstrac- ción de la misma realidad. La realidad reducida que resulta de esta abstracción de la realidad, la llamamos empiría. Para construir bom- bas atómicas, hay que meterse en esta realidad del mundo abstracto y hacerse físico atómico. Pero cuando se trata de evitar la guerra atómica, tenemos que orientarnos en la realidad compleja. Tenemos que hacernos seres humanos. Un físico atómico no lo sabe hacer mejor que cualquier otro. Los argumentos ahora son completamente otros que aquellos que permiten construir la bomba atómica. Ahora hacen falta la ética y la sabiduría. Estas solamente se pueden desa- rrollar en relación con toda la realidad compleja. Volveremos ahora de nuevo a la realidad abstracta de la empiría que nos puede sola- mente molestar. Esta negación de la complejidad del mundo es muy general en los autores neoliberales. Hayek, uno de los gurús más importantes del neoliberalismo, dijo en una entrevista en Chile después del gol- pe militar: Una sociedad libre requiere de ciertas morales que en última instancia se reducen a la manutención de vidas: no a la manutención de todas las vidas porque podría ser necesario sacrificar vidas individuales para preservar un número mayor de otras vidas. Por lo tanto las únicas re- glas morales son las que llevan al ‘cálculo de vidas’: la propiedad y el contrato (Mercurio, 1981: 8-9). De toda la complejidad del mercado no ha quedado nada. Todo está reducido a dos simples principios. Un niño de 6 años ya puede de- cidir una política económica de manera perfecta, en cuanto que co- nozca estos dos principios: la propiedad y el contrato. Desde estos principios de Hayek se puede entender bien la política económica del ministro alemán de hacienda Schäuble y su tratamiento de Gre- cia. No hay complejidad en la posición de Schäuble, la cual está res- paldada por la Unión Europea, la canciller A. Merkel y todos los neoliberales del mundo. De Grecia han hecho una semi-colonia sin casi nada de soberanía. Lo que resulta, es lo que en Grecia ya se hace
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