El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 334 también solamente de modo limitado. Este carácter le permite a Marx hablar del fetichismo de la mercancía. En la lógica de esta realidad resulta como consecuencia el desdoblamiento del mundo, en la parte que se ve y en la parte que no se ve, en el cual el desdoblamiento de la mercancía es solamente una parte, aunque fundamental. Vivimos constantemente este desdoblamiento del mundo, aunque solamente raras veces tomamos conciencia de él. Se trata de un problema de la conciencia, que se puede solucio- nar o alcanzar solamente si uno conscientemente quiere crear esta conciencia. Por eso es siempre necesario, hacerse consciente esta con- ciencia y mantener claridad en cuanto al hecho de que toda esta rea- lidad inconsciente es parte de nuestra realidad vivida. No es ningún “fantasma”. Experimentamos la presencia de este mundo invisible. Este mundo en buena parte sigue sin control. Todo es penetrado por un carácter de aparentes juegos, que en realidad es un carácter de riesgo de las situaciones. Ninguna teoría de los juegos puede ir más allá de esta situación, porque es parte de este gran juego. Por el con- trario, las teorías científicas –de las ciencias empíricas– suelen crear conceptos que hacen abstracción de este mundo invisible. Esto sucede por ejemplo en el caso de la construcción de parte de la teoría eco- nómica del concepto de competencia perfecta, pero igualmente de la planificación perfecta y en el caso de la actual teoría de la firma. Pero algo parecido ocurre en el caso de la física clásica con la ley de la iner- cia. En general se trata de conceptos más bien transcendentales. En la filosofía, la filosofía analítica efectúa esta abstracción de este mundo invisible e incalculable. No quiero sostener que tales abstracciones sean de por sí no-científicas. Lo que sostengo, es, que como tales no implican un conocimiento de nuestra realidad. Para el conocimiento de nuestra realidad solamente pueden tener un carácter auxiliar. Wittgenstein nos muestra esta consecuencia. En su conferencia sobre ética llega a la conclusión de que: “No hay ninguna diferen- cia entre un asesinato y la caída de una piedra” (Wittgenstein, 1930). Se puede dar a esta afirmación un sentido escandaloso diciendo por ejemplo que: No hay ninguna diferencia entre Auschwitz y la caída de una piedra. La conclusión no es más que el resultado de una abstrac- ción de esta realidad invisible, que sin embargo tiene una existencia objetiva. Igualmente podríamos decir: “No hay ninguna diferencia entre una guerra atómica y la caída de una piedra”. La diferencia, que Wittgenstein niega, se da solamente en el nivel de este mundo invisible. Si se hace abstracción de este mundo, la conclusión de Witt- genstein es completamente correcta. Pero es una simple tautología. Si hacemos abstracción de un aspecto de la realidad, entonces este aspecto de la realidad deja de existir para nosotros, es decir, se hace
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